Un sueño de Navidad

A nuestra Redacción llegó una carta “extraviada” de Papa Noel, donde un niño, perteneciente a Aldeas Infantiles SOS, plasma sus sueños, pidiéndole al personaje navideño que le cumpla esos deseos, al estar la misiva perdida, se nos pide que ayudemos a difundir su contenido para sensibilizar a la gente sobre los anhelos de estos pequeños.

Algunos sueñan con algunos bienes materiales como bicicletas, balones, juguetes, algún distintivo de su equipo favorito o con su personaje de animación preferido. Pero la mayoría, si no son todos, sueñan con el abrazo de sus padres, con que ellos estén presentes en sus vidas para jugar juntos, aunque sea una sola tarde.

Un deseo algo difícil de cumplir, si bien estos pequeños, quienes están dentro del programa de las familias sustitutas y tienen una madre y hermanos, son pequeños que por una u otra razón quedaron huérfanos y sueñan con sus padres biológicos, y con que ellos los aman y les dedican tiempo.

Ahora, pensemos en todos esos niños que no tienen siquiera esa alegría de formar parte de una familia sustituta y disfrutar del amor de una madre y de unos hermanos, hay pequeños que tienen que enfrentarse solos a la vida y sus bemoles.

Qué difícil debe ser sentir miedo, falta de apoyo y de amor, por eso es necesario que las instituciones junten el sueño de una familia para estos pequeños y el anhelo de personas, que no pueden engendrar, pero buscan hijos para brindarles amor.

Por otra parte, quienes tienen hijos deben aprovechar de brindarles todo el amor, obsequiándoles su tiempo y enseñanzas, compartiendo juegos y dando ejemplo de vida.

Pero amar no significa vivir por ellos, sino que se debe permitir que los hijos cometan sus propios errores, no obstante, también hay que saberlos orientar para que hallen sus propias respuestas y sus soluciones. Amar tampoco quiere decir encerrarlos en una burbuja y sobreprotegerlos, sino que se tiene que ser firme para corregirles, mostrarles el camino, enseñarles el cómo, pero también dejarlos que descubran y sorteen algunos obstáculos.

La mejor forma de enseñar a los hijos no es a través de sólo las palabras, mucho menos gritos de histeria, sino que es con el ejemplo que se logra un mejor resultado, pues los niños empiezan a imitar a sus padres desde pequeños y remedan desde gestos hasta comportamientos.

Los hijos son como espejos de los padres, por lo tanto, si molesta la conducta de ese niño o niña debemos revisar cómo nos estamos comportando, y si se quiere un cambio de conducta de él o ella, primero los padres deben cambiar.

Pero lo importante es no abandonar a los menores, no sólo lejos del seno familiar sino por priorizar el trabajo, las amistades u otras cosas, porque los niños necesitan del cuidado, la protección, el amor y el buen ejemplo de los adultos, y más aún si vienen de sus padres biológicos o adoptivos.