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La deontología en la ética del profesional boliviano - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Domingo 21 de noviembre de 2021

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Revista Dominical

La deontología en la ética del profesional boliviano

21 nov 2021

Por: Santiago Condori Apaza

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Hoy en día, vemos a los profesionales salir en reportajes en los medios radiales y televisivos, en la prensa escrita y hasta aparecen como personajes públicos fungiendo una labor de asambleístas o congresistas, los vemos y a veces los juzgamos por su apariencia o por su expresión del habla pulcro y/o a veces los oímos con expresiones burdas nada cultas, y los criticamos diciéndoles que no parecen ser profesionales, hablan como cualquier persona burda de la calle.

Pero hoy en día vemos en nuestro medio nacional, a personas que no son profesionales ocupando cargos en Ministerios del Estado y peor aún son Senadores, Diputados y Asambleístas, y viendo sus hojas de vida no tienen formación universitaria, llegaron a ocupar a estos cargos por el voto popular del soberano de sus regiones que les puso como a sus dignos representantes en la Asamblea Legislativa del Estado llamado actualmente Estado Plurinacional de Bolivia.

Al respecto, se ha criticado bastante desde el sector urbano citadino el accionar del Tribunal Supremo Electoral y los Órganos Departamentales Electorales que habilitan ese tipo de candidatos sin formación académica, como antiéticos al extremo de juzgárseles a estos personajes como ignorantes y que nada provechosos traerían consigo para el desarrollo de sus regiones y el país en general; pero eso es una crítica a priori, y no se está viendo el trasfondo regulador de la emergencia de este tipo de personajes que tienen un apoyo mayor de la población con respecto a sus contendientes que son supuestamente unos: profesionales “idóneos”, “capaces”, “aptos”, “preparados”, etc. etc., que la población mayor no les apoya teniendo todas esas cualidades, y solo ese grupo minoritario anda haciendo gala de su formación y demás títulos post-graduales sin tener impacto en la sociedad. Ante este fenómeno social de alteridad contraproducente, es lo que me puso a pensar y analizar la temática para presentar este artículo sobre la deontología del profesional boliviano inmerso en la política pública de Estado.

Para comenzar, la ética profesional consiste en un conjunto de normas y valores que rigen el actuar de los trabajadores en una determinada organización o empresa; se basa, principalmente, en los valores universales que poseen los seres humanos (como la responsabilidad, honestidad, respeto, discreción y entre otros aspectos) aplicados directamente en el entorno laboral. Son normas convencionales que el profesional no debe transgredir a su órgano rector (institución o empresa); pero en caso de si alguno transgrediese a esos valores perjudicando a algún miembro de su trabajo o peor a su organización, pues se le considera acción antiética por lo que debe ser sancionado con algún reglamento interno. Es por ello que, el principal objetivo de la “ética profesional” es dejar de lado los beneficios individuales y trabajar en conjunto por el bien común. Si a la empresa le va bien los trabajadores tendrán estabilidad laboral, pero si se realizan acciones que perjudiquen directamente a la organización, las consecuencias pueden afectar a muchas personas. En esta parte, es importante destacar que al quebrantar de manera deliberada los valores en los que se basa la ética profesional puede ser causa de sanciones, incluso por la vía legal. Cada profesión tiene valores y compromisos específicos con los que cada colaborador debe conducirse, es por ello que las sanciones a quienes no se apeguen a estos principios pueden ir desde la destitución del cargo, la pérdida de cédula profesional o incluso sanciones penales, eso dependiendo las normas internas que cada institución ostente.

Ahora, respecto a la deontología, se la define como a la rama de la ética que trata de los deberes y obligaciones, especialmente de los que rigen actividades profesionales, así como el conjunto de deberes relacionados con el ejercicio de una profesión.

La deontología, es parte de la filosofía moral dedicada al estudio de las obligaciones o deberes morales. De ese modo, la deontología determina las normas de conducta de los profesionales, y usualmente sirve para definir los criterios de acción en un ámbito profesional de cada carrera; eso se lo legitima en un acto de juramentación al obtener su título.

Según Bentham, la deontología son aquellas conductas del hombre que no siempre forman parte de la normativa del derecho vigente y que no están controladas por la legislación; es decir, son acciones no supervisadas por la ley, pero que el ser humano debe realizar por su criterio utilitarista. En ese sentido, el utilitarismo planteado por Bentham propone valorar los actos de un individuo en función a la felicidad o bienestar que puedan generar para la sociedad en su conjunto. Este es un punto gravitante muy importante para diferencia entre la ética profesional y el uso deontológico de su profesión, uno puede tener ética profesional velando sus intereses del común de la institución, pero no puede tener criterio deontológico en su modo de accionar, como el caso de los paros médicos, velan el común de su organización y dejan de lado su moral y obligación de atender a sus pacientes para el cual juramentaron el día que obtuvieron su título.

Viendo esta dicotomía de los valores éticos de los profesionales, vemos que no siempre van de la mano, muchas veces suelen ser contraproducentes a la hora de verlos en acción; y es de esa manera que ahora podemos comprenderlos su actuar o su proceder con esos profesionales involucrados en actividades políticas del Estado o también inmersos en actividades político partidarias y también en actividades sindicales, que es lo que les pasa, por qué existe esa disparidad de preferencia política con sus sectores. Por qué las personas sin formación profesional académica, es decir de aquellas personas que no son profesionales tienen más apoyo de aquellos que sí los tienen, e inclusive de aquellas personas profesionales con cursos universitarios de Postgrado (Diplomados, Magister o Doctorados) que militan de candidatos en alguna tienda política sin mayor preferencia del electorado. Es interesante ver este fenómeno social del comportamiento de los ciudadanos, tanto del área urbana citadina como del área rural campesina; en muchas ocasiones se las ha juzgado y criticado infiriendo que la persona rural del campo apoya a los candidatos sin formación académica nomas por convicción o por obligación de sus dirigentes comunales y/o sindicales, juzgándoseles inclusive de personas tontas no pensantes por si solas, pero analizando estos dos indicadores de códigos deontológicos del profesional boliviano involucrado en actividades de liderazgo político podemos develar el trasfondo oculto del porque su apoyo se reduce a un grupo minoritario.

Para comenzar con el análisis, primeramente, voy a citar a un estudio clásico de investigaciones en antropología política del Francés Pierre Clastres (1980, 2021), quien mencionaba en su estudio comparado entre las culturas de las tierras bajas del Brasil y Paraguay con las de los pueblos andinos, mencionaba sobre el poder del político del Jefe local de la tribu en comparación con el Curaca andino, se gozaba de una diarquía de poderes compartidos que la subalternidad no era tan visible, existía una especie de pacto aliancista en donde el jefe político coacciona en función a los intereses colectivos de su grupo; muchos estudios actuales han rebatido aquellas versiones donde mencionaban teorías políticas de la sunción de un poder despótico patriarcal de su pueblo teniendo el control de sus vasallos, pero eso no fue así, los pactos de alianza de gobiernos indirectos y mixtos compartidos el poder era distribuido a los firmes intereses de su grupo en donde el líder político tenía que organizar actividades de re-distribución en actos de reciprocidad en solemnes banquetes festivos, y si esto no se realizaba pues tampoco existía ese poder convencional compartido en función a los intereses comunes del grupo. Que quiero decir con eso; pues el político profesional tiene una perspectiva desarrollista en función a su interés de su agrupación o partido político y no ve para nada el interés intrínseco de la comunidad de su pueblo; pues el profesional con toda su carga teórica piensa que conoce y asume que posee llevar la ventaja contra aquel adversario político que no es profesional, pero en realidad este tiene toda la ventaja de acaparar la atención del mayor conjunto de la población, por que como códigos compartidos y ritos vivenciales es parte de esta parte, y el otro ajeno a ello, solo atina a sobrevalorar sus títulos y prejuzgarlos a sus seguidos como nada éticos.

Estas actitudes inusuales y talvez nada perceptibles al ojo ciudadano, es lo que no perciben los políticos con formación profesional, quienes al parecer olvidar sus códigos deontológicos al momento de juramentar su profesión, y si actúa con ética profesional lo hará en función a su gremio o institución particular, por lo tanto, su percepción al conjunto mayor de la población se reduce solo a su gremio y formación profesional, eso es el reduccionismo que atañe su ética profesional perdiendo por completo el horizonte de su código deontológico. Estos escritos, es para una reflexión para todos aquellos profesionales que ejercemos la profesión en diferentes carreras en todo ámbito geográfico de Bolivia, pensamos que actuando en base a nuestros principios de personalidad y las reglas de nuestra institución tenemos ética profesional, pero la cuestión de la deontología va más allá del gesto humanitario, es una cuestión moral para con tu semejante que esencialmente tiene que nacer de cada uno, no siempre tiene que estar regulada por alguna norma, pues si con una profesión se trata de aprovechar algo o humillar a tu semejante pues habrás roto tu código deontológico profesional, eso ni el montón de los títulos post-graduales pueden compensarlo.

Para tus amigos: