Viernes 19 de noviembre de 2021

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La producción minera en nuestro país, ha logrado un repunte importante en el último tiempo, apoyada por una favorable escala de precios internacionales que han facilitado su comercio exterior, lo que a su vez incentiva la actividad del sector y la inversión de capitales, en el caso de los empresarios privados, esperándose resultados a mediano plazo.
En el caso de la minería estatal, no hay mucho que hablar, ya que percibiendo más utilidades, por exportaciones, no “empodera” proyectos de exploración, aun conociendo la existencia de nuevos yacimientos. Por lo mismo se trata de una “minería estática”, como lo han señalado recientemente dirigentes de centros mineros estatales.
El problema parece constituir la falta de una adecuada política de incentivo a la minería, incluyendo como parte importante un sólido financiamiento que facilite la consolidación de nuevos yacimientos y su explotación, para justificar otro elemento imprescindible en nuestra minería, su industrialización.
La producción de minerales no se trata simplemente del acopio de diversos concentrados para su exportación, el objetivo del proceso debe constituir su industrialización y la sustitución de ciertos minerales que compramos ante la carencia de tal material con valor agregado.