Todos los escenarios en que se producen eventos internacionales son propicios para estimular la conciencia de altos personeros de la diplomacia y las relaciones entre naciones sobre el centenario problema de Bolivia que sufrió el cercenamiento de su territorio en una guerra injusta, en la que además prevalecieron intereses de una potencia externa que en la dimensión de tiempo y espacio sostiene también un conflicto en el extremo sur del continente.
Las cosas se dan de modos distintos, pero está visto que se imponen las características de poderío de los fuertes para sojuzgar naciones en vías de desarrollo o mínimamente aquellas que por razones especiales siguen siendo dependientes de los grandes mercados e industrias internacionales.
Recientemente se cumplió en Cartagena de Indias, bella ciudad colombiana, otra edición de la Cumbre de las Américas, que congregó a más de una treintena de mandatarios para considerar una agenda de varios puntos, entre los que no se consignaron algunos considerados de orden “sectorial” como la invitación a Cuba para que sea parte del evento, empero quedó la posibilidad de que la misma se cumpla si en el lapso que corre hasta una próxima Cumbre, Cuba democratiza su sistema.
En nivel nacional se comentó sobre la presencia de los mandatarios latinoamericanos en la Cumbre y la posibilidad de que el nuestro hubiese aprovechado ese foro para “socializar” el tema de la reivindicación marítima, tomando en cuenta además que en el mismo evento se encontraba el presidente chileno, por tanto el efecto de la demanda pudo ser muy objetiva.
Sin embargo, no sucedió de ese modo, y quedaron en el tintero asuntos tan especiales como el reclamo argentino sobre su potestad en las Islas Malvinas, lo de Cuba que puede estar sujeto a ciertos cambios en su política interna, está la sugerencia para “despenalizar” las drogas y establecer un libre mercado de las mismas, lo que por supuesto preocupó bastante a países que mantienen el mayor índice de consumidores, los que aumentarían si las drogas circulasen libres de restricciones.
Muy sutilmente y sólo entre algunos presidentes se abordó en el corrillo de pasillos, el tema de la libertad de prensa, un asunto que por sus connotaciones tiene efectos muy negativos en algunos países donde a título de la democracia se persiguen y se juzgan a críticos y opositores.
Como se hicieron referencias especiales la Cumbre de las Américas fuera de todas las exclusiones de temas "puntillosos” fue un magnífico escenario para el turismo oficial, con un anfitrión que no descuidó detalles para mostrar la belleza de su tierra, mientras inclusive como parte de entrega extraordinaria se presentó hasta un caso de espionaje con agentes de seguridad y todo, pero finalmente el evento, si bien satisfizo a la mayoría de sus protagonistas, dejó ciertos vacíos en lo que atañe a la solidaridad continental sobre asuntos de bilateralidad comprometida.
Ahí están pendientes los temas de la solidaridad del pedido boliviano sobre su derecho a recuperar el territorio que le fue usurpado o está el caso de las Malvinas en el extremo sur de nuestro continente, está también la definición sobre un mejor programa para eliminar el narcotráfico, pero disminuyendo también los elevados índices de consumidores de droga. Temas en los que deberá insistirse cuando se trate de grandes eventos que tendrán nuevos escenarios diplomáticos, muy pronto en Cochabamba, Bolivia, en una nueva sesión de la OEA.
Fuente: La Patria
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