Viernes 12 de noviembre de 2021

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En la mayoría de los países que disminuyeron la energía de las campañas contra el coronavirus, han resurgido casos; parece que vanamente se suponía que todo se superaría, pero, el mal ataca especialmente a niños y ancianos que son los más vulnerables. Las estadísticas son claras al mostrar hasta muertes de quienes se creía ya estaban en goce de salud.
La presencia del virus que obligó a pandemias en varias oportunidades, ha demostrado que su contundencia es siempre mayor cuando se presentan descuidos y se hace abstracción de todo cuidado. Lo sensible es que, en muchos casos, son padres de familia que, confiados, descuidan a sus hijos y tan sólo al enviarlos otra vez a clases en sesiones presenciales, prueban cuán equivocados estaban y, aunque con limitaciones, se ven obligados a cuidarlos. Ahora, está presente el criterio de que con “una tercera dosis se habrá superado algo más del problema” que sigue siendo grave por la contundencia del virus que continuará con sus ataques.
Lamentar nuevos casos sería doloroso y, además, probaría cuán irresponsables son muchas personas que, aún a sabiendas, se exponen al mal no obstante haber recibido la segunda dosis y, aunque reciban la tercera, el problema puede adquirir nueva vigencia. Padres de familia, y maestros en escuelas y colegios, deberán adoptar medidas contra los renuentes a las vacunas; de otro modo, corren el riesgo de contar con nuevos portadores de contagios.