Miercoles 10 de noviembre de 2021

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Sobre un antiguo convento de un barrio de la ciudad colonial cuyo nombre debe a la Iglesia de Santo Domingo, se levanta un interesante centro de abasto. A finales del siglo XIX el municipio decide aprovechar este espacio para levantar un mercado denominado en su primera época como “Central” que subsistió hasta principios del siglo XIX.
Fue en la gestión del munícipe, Fermín López en la década de los años diez que dedicó su atención a la construcción de un mercado con características modernas para la época y en homenaje a esta personalidad debe su nombre. De esta manera se concluye el edificio con grandes espacios para tiendas de productos. En una de ellas hacia la calle Ayacucho se ubicó el Cuartel de Bomberos de la Compañía Eslava.
El expendio de productos es de gran diversidad y a veces insólito, desde artículos de uso doméstico pasando por vegetales, carne, electrónicos, de escritorio, ofrendas para primeros viernes y Carnaval, baño público, telas, chorizos, y un largo etcétera.
Al interior de éste mercado está la venta del tradicional api con pastel de queso, bebida a base de maíz a temperatura muy alta, reconociendo a la señora Remigia Soria Villarroel que por muchos años ofrecía este producto y ahora es heredada por sus hijas.
Fuente: LA PATRIA