El cambio climático y el hambre

La relación que existe entre el cambio climático y el hambre es que mientras más daño sufre la Tierra, las personas más pobres están mayormente expuestas a sufrir hambre, porque, aunque son los menos responsables del daño ambiental son quienes dependen más del suelo y de los productos agrícolas para subsistir.

De manera reciente se cumplió la cumbre sobre ecología y cambio climático, convocada por la Organización de las Naciones Unidas, ONU, donde se analizó la situación de la seguridad alimentaria en el mundo, llegándose a la conclusión de que al ritmo que se está afectando a la Tierra con emisiones de gases de efecto invernadero y otros, es previsible que la población infantil con desnutrición vaya en aumento.

De manera reciente también se publicó un informe en Bolivia sobre la situación de los lagos más grandes del Altiplano, que por la sequía sus habitantes están en emergencia porque se hallan precisamente en una situación de inseguridad alimentaria, por lo que muchos pescadores deben considerar si irse de su lugar de origen o buscar otras soluciones paliativas.

Ese es un claro ejemplo que se repite en el mundo y los que más sufren son los países que menos emisiones y menos contaminantes provocan, perjudicando a los países más pobres, por lo que debe existir empatía y buscar soluciones integrales entre países desarrollados y otros menos favorecidos.

Mediante un texto emitido por los países reunidos en la Cumbre, proponen “una mayor implicación a los países firmantes del Acuerdo de París de 2015, además de una mayor inversión en políticas de apoyo al agua, el saneamiento y la higiene, o formación y herramientas para la adaptación agrícola transformadora”.

Si se cumple al pie de la letra los acuerdos a los que se llega en esas cumbres, hace mucho tiempo que se hubiera detenido el deterioro de la naturaleza alrededor del mundo, no sé tendría que enfrentar el riesgo de que aumente la población con desnutrición, ni que más familias padezcan inseguridad alimentaria.

El problema es que ni las autoridades, ni la población civil parece entender la magnitud de la situación que se enfrenta en la actualidad y continúan en la vida de derroche de recursos naturales, además que contaminan el suelo, el agua y el aire para vivir con una pseudo comodidad, mientras dañan el planeta, acercándolo a una versión inhabitable del mundo en el futuro.

Asimismo, las autoridades al parecer se aferran a viejas soluciones para problemas como la sequía, no exploran otras maneras de salir del dilema que ocasiona la falta de agua, hasta la fecha, se piensa en repartir semillas, en lugar de analizar una manera efectiva de producir más agua atraer lluvias u otra forma, inclusive se lleva agua en cisternas, pero lo que se necesita es crear un microclima con mayor humedad y evitar los desvíos de los ríos que alimentan la cuenca cerrada del Altiplano.