La guerra no es un juego

Circula por las redes sociales una versión de que militares se dirigen hacia Cochabamba y Santa Cruz, acompañaron lo dicho con fotografías de tanques del ejército, que supuestamente se desplazan por la carretera, mientras señalan que son para evitar el paro anunciado para el 8 de noviembre, contra las leyes impopulares del Gobierno.

Hace unos días un grupo armado secuestró a al menos 16 personas de una comitiva en la que participaban policías, productores y periodistas, para verificar la ocupación ilegal de un predio en Las Londras, retuvieron a estas personas por siete horas y luego los liberaron. Los rehenes contaron que sufrieron golpes, maltratos y amenazas de muerte, llegaron a decirles que los quemarían vivos.

Por otra parte, mujeres allegadas al Gobierno protestaron porque la Iglesia Católica impidió que se le practique un aborto a una niña de once años de edad, quien quedó embarazada luego de ser violada por su abuelastro, mientras gritaban consignas sostenían carteles que rezaban “a nuestras niñas no se toca”, claro, eran las mismas que meses antes consentían que las niñas de 12 años puedan elegir cuándo iniciar su vida sexual, quienes negaban el estupro cometido por un hombre mayor al sostener una relación amorosa con una niña de 13 años.

Y mientras todo eso pasaba en Bolivia, en Afganistán, con la vuelta del régimen talibán, padres de familia concretaban la venta de sus hijas menores de 10 años a hombres mayores de 50 años, por el valor de unos 2 mil dólares, para sobrevivir en un país desolado por la guerra, donde no se pagan salarios hace muchos meses, la gente es más pobre y los alimentos más caros.

Con la crisis humanitaria existen más de 20 millones de personas que sufren inseguridad alimentaria, 3.2 millones de niños sufren de desnutrición severa. Según Naciones Unidas, más de la mitad de la población no sabe dónde conseguirá su próxima comida, si volverá a comer, y más de 3 millones de niños menores de 5 años sufrirá desnutrición grave en los próximos meses.

La guerra no es un chiste, causa graves daños en las personas, como en el caso de Afganistán, lo que acabamos de describir no es un invento y esas personas están sufriendo.

Pero en Bolivia existe mucha intolerancia, discriminación y cada que los defensores del “proceso de cambio” hablan, piden ir a una guerra civil, al parecer ya comenzaron a prepararse para ella, no por la presunta presencia de tanques y militares en determinadas zonas, sino porque ya existen grupos armados irregulares que secuestran a periodistas y civiles para “darles un susto”. También hay pugnas, incendios, intolerancia, que puede llevarnos al enfrentamiento entre bolivianos, pero ya lo dijimos la guerra no es un chiste, es algo muy serio, ¿o queremos llegar a una situación como la que se vive en Afganistán?