Marco Salinas Iñiguez

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El licenciado Flavio Lagrava Rodríguez nació en Potosí, estudio en Chuquisaca, pero es orure-ño de corazón, porque fue en esta tierra donde encontró sus mayores satisfacciones, tanto en lo personal como en lo profesional, pues durante más de 50 años brindo todo de sí en favor de la educación de niños y jóvenes.

Su primer trabajo en Oruro fue en el distrito minero de Santa Fe, en el colegio fiscal Cornelio Saavedra; más adelante se trasladó a Machacamara, al establecimiento educativo México.

Siempre dejó en claro que se dedicó a la educación porque desde joven sintió la vocación de servicio. “...si no era docente, hubiese sido sacerdote o médico, pero el poder tocar las almas y espíritus de los niños y jóvenes para formarlos como personas de bien, fue lo que finalmen-te hizo que me inclinara por la noble profesión de enseñar”.

En el colegio Aniceto Arce Nocturno “los docentes lo hacíamos ad honorem, solo por voca-ción, era prácticamente un apostolado”, señala.

Considera importantes los lauros obtenidos por sus estudiantes durante años en olimpiadas académicas, el que más recuerda, es un proyecto de biología para la desalinización del alti-plano y la siembra de la quinua, que les valió un premio nacional y la posibilidad de represen-tar al país en una competencia en el Brasil.

Viajó a Alemania gracias a la anterior administración del Colegio Alemán, para conocer la es-tructura educativa de ese país, efectuó estudios de psicología educativa y se preparó en la Universidad de Aquino de Bolivia (Udabol) como asesor pedagógico y administrador educati-vo.

Luego optó por una beca en Estados Unidos para estudiar administración educativa en la Uni-versidad de Louisville en Kentucky (USA), donde estuvo durante seis meses junto a otros docentes bolivianos.

Sin duda alguna gran parte de su vida y aporte, están en el colegio Alemán, donde tras el fa-llecimiento de Juan Molina asumió el cargo de Director hasta la actualidad.

Con toda la sapiencia ganada, propuso un proyecto el año 1978, para efectuar la trifurcación en materias de especialidad; esto permitía a los estudiantes llevar todas las materias, pero algunas con mayor intensidad, de acuerdo al área de su interés y pensando en una carrera universitaria a futuro.

Tras implementarse ese proyecto, los resultados fueron positivos y eso llenó de satisfacción a Lagrava. Pero no fue lo único que impulsó, pues también durante algunos años ofrecieron becas a estudiantes de colegios fiscales que tuviesen el interés y las ganas de aprender, algo que funcionó aunque no se pudo perpetuar.

Bajo su dirección se desarrollaron otras actividades como la feria del libro, las ferias de cien-cias y competencias académicas para incentivar al estudiante a desarrollar todo su potencial.

Tras más de medio siglo de una vida dedicada a la educación, Flavio Lagrava agradece a Oruro por la oportunidad que le dio esta tierra para desarrollarse como persona y excelso profesio-nal.

Con perseverancia, esfuerzo y presencia, el Administrador de Empresas y empresario boli-viano, Marco Antonio Salinas Iñiguez, hace 20 años junto a su hermano Helmuth Salinas plasmó su sueño en realidad, fundó la Inmobiliaria “Virgen del Socavón”, para ofrecer al mer-cado orureño un nuevo servicio de lujo para el descanso eterno de los seres queridos.

Salió bachiller a los 17 años y en busca de una educación de excelencia, Salinas se trasladó a Bélgica para estudiar en la Universidad Católica de Lovaina la Carrera de Administración de Empresas, permaneció fuera del país durante ocho años, luego volvió a su amada Bolivia, siempre con la iniciativa de traer nuevas ideas e innovaciones.

Con el espíritu emprendedor, motivado por el deseo de crear, generar empleo y formar em-presas; antes de llegar a la Capital del Folklore de Bolivia Salinas realizó varios proyectos en el área de la construcción en la ciudad de La Paz, construyó varios edificios, para luego decidirse a hacer un cementerio privado en Santa Cruz llamado “Las Misiones”, actualmente es el más importante de Bolivia.

Con el éxito de la construcción del parque santo en la capital cruceña, el empresario decidió darle a Oruro un servicio de calidad inexistente en ese momento. Al principio no estaba en sus planes, sin embargo, gracias a la iniciativa de un amigo orureño de “pura cepa”, el Ing. José Antonio Flores, Salinas tuvo la oportunidad de visitar Oruro y conocer a su gente.

Al ver que existía un vacío en el mercado orureño con relación a otras ciudades respecto al negocio de los entierros y servicios funerarios, el exitoso empresario tomó la decisión de invertir en Oruro para ofrecer un servicio exclusivo de nivel para el descanso eterno de los difuntos. Al inicio el proyecto costó mucho trabajo y sacrificio, pero finalmente el 1 de octu-bre de 2001 se convirtió en una realidad.

Según el empresario, trabajar en Oruro representó un desafío, fue difícil cambiar la mentali-dad del consumidor y adaptar las costumbres orureñas al producto, pero consideró que tra-bajar con Oruro y con su gente, fue un aprendizaje constante.

Con el éxito de la inmobiliaria “Virgen del Socavón” se demostró que el mercado orureño acepta innovación y nuevos productos, algo destacable para generar atracción de inversio-nes. La inmobiliaria ofrece un servicio completo con tres salones velatorios, espacios de aten-ción al doliente, sala de óbitos, portería, oficinas administrativas, vehículos de transporte y otros