Silencio ciudadano

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La próxima semana y unos días más completarán el décimo mes del año, lo que nos coloca en una realidad de tiempo y espacio, que para muchos parece no tener mayor efecto, especialmente si se observa la situación de nuestro departamento de modo general, sin proyectos de magnitud que favorezcan al mejoramiento productivo y mucho menos al de orden urbanístico que se mantiene estático y lo que es peor, en muchos casos, con el avance del deterioro de obras públicas, incluyendo el sistema carretero en varios tramos que no son atendidos oportunamente por el organismo caminero.

Los edificios públicos provinciales confrontan problemas y la falta de recursos hace imposible reparaciones urgentes. Las ahora denominadas Gobernaciones carecen de presupuestos para cumplir sus obligaciones definidas en el cuidado de la propiedad pública, incluyendo inmuebles estatales, plazas y parques, pero además tramos carreteros que vinculan a las poblaciones rurales entre si y estas con las ciudades, pero con ciertas dificultades.

Tocamos ese tema considerando que en nuestro departamento los principales avances de desarrollo debieran darse especialmente en las provincias mineras, partiendo de ese derecho de tener prioridad en el reconocimiento de sus regalías mineras y suponiendo que cobradas las mismas puedan servir para que sus autoridades ejecuten planes de desarrollo, para sentir con efecto real el beneficio de la producción minera.

Trasladando tal visión al orden central de la administración del departamento, se supone que el destino de las regalías mineras, tendrían que convertirse en medianas o pequeñas obras de desarrollo, pues la limitación de esos ingresos, por lo menos de momento, no nos permite avizorar planes de envergadura para impulsar el desarrollo comunitario.

En nuestro distrito de manera especial, hay un flujo financiero que se origina en un intenso comercio legal en parte de su movimiento, pero totalmente irregular en la mayor proporción de su circulación, sabiendo que proviene del comercio ilegal del contrabando. Fuera como fuese, según comerciantes del negocio, algo debería servir a los fines de mejoramiento citadino, en tanto sea factible una recuperación de la economía, basada en su principal fuente de ingreso originada en las regalías mineras y un crecimiento del comercio formal, permitiendo asentar nuestra economía en la obtención de recursos legales y provenientes de un mayor uso de nuestras materias primas, minero metalúrgicas y su comercio de exportación.

Entendidos en la materia consideran factible la recuperación de nuestra minería sugiriendo empero una mayor atención a programas emergentes de exploración y explotación de nuevos yacimientos, que han sido detectados y deben ser habilitados.