Warning: inet_pton(): Unrecognized address in /home/lapatri2/public_html/wp-content/plugins/wordfence/vendor/wordfence/wf-waf/src/lib/utils.php on line 28
Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 La mente emocional en la vida cotidiana - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Fuente: Por: Mg.Sc. Magda I. Aguirre Cuevas - Psicóloga
“La vida emocional es como un gran río que fluye dentro de nosotros” -Maharishi Sadashiva Isham
¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...
¿Qué es la emoción?
Cuando hablamos de las emociones ingresamos en un campo complejo puesto que existen varios factores que las componen, por ello la psicología define la emoción como el resultado de los cambios que se producen en el organismo a nivel fisiológico y la interpretación que el sujeto realiza sobre los mismos, la experimentación de estados de ánimo, la preparación para actuar, y la expresión de todas esas sensaciones.
Según el Oxford English Dictionary la emoción es definida como “agitación o perturbación de la mente; sentimiento; pasión; cualquier estado mental vehemente o agitado” y Daniel Goleman define la emoción, como un sentimiento y a los pensamientos, los estados biológicos, los estados psicológicos y el tipo de tendencias a la acción que lo caracterizan proporcionándonos una definición más amplia que engloba las dimensiones biológica y psicológica que caracterizan al ser humano.
En este sentido podemos señalar que existen centenares de emociones y muchísimas más mezclas, variaciones, mutaciones y matices diferentes entre todas ellas. En realidad, debemos reconocer que existen más sutilezas en la emoción que palabras que puedan describirlas.
A pesar de las vastas investigaciones relacionadas a las emociones aún no se ha podido delimitar cuáles son las emociones primarias; sin embargo, podemos considerar a la ira, la tristeza, el miedo, la alegría, el amor, la sorpresa y la vergüenza como las candidatas a ocupar ese lugar primordial y a algunos de los miembros de sus respectivas familias.
Ira: rabia, enojo, resentimiento, furia, exasperación, indignación, acritud, animosidad, irritabilidad, hostilidad y, en caso extremo, odio y violencia.
Tristeza: aflicción, pena, desconsuelo, pesimismo, melancolía, autocompasión, soledad, desaliento, desesperación y, en caso patológico, depresión grave.
Miedo: ansiedad, aprensión, temor, preocupación, consternación, inquietud, desasosiego, incertidumbre, nerviosismo, angustia, susto, terror y, en el caso de que sea psicopatológico, fobia y pánico.
Alegría: felicidad, gozo, tranquilidad, contento, beatitud, deleite, diversión, dignidad, placer sensual, estremecimiento, rapto, gratificación, satisfacción, euforia, capricho, éxtasis y, en caso extremo, manía.
Vergüenza: culpa, perplejidad, desazón, remordimiento, humillación, pesar y aflicción.
La lista no resuelve en absoluto todos los problemas que conlleva el intento de categorizar las emociones, por ejemplo ¿qué ocurre con los celos, como variante de la ira, pero que generalmente se combina con la tristeza y el miedo? No hay duda que las emociones tienen un papel preponderante en nuestra vida y, prácticamente son las más visibles en la dimensión social pues permanentemente son sentidas por las personas.
La mente emocional y su acción en el diario vivir
Los seres humanos somos criaturas completamente emocionales y solemos tomar decisiones bajo estados emocionales que muchas veces conllevan consecuencias difíciles de asumir. Las emociones ejercen autoridad sobre las tres esferas que distinguen la existencia del ser humano: material, mental y espiritual, y moldean en muchas ocasiones el nivel de paz y el bienestar de nuestra existencia. En lo corporal, son capaces de desatar reacciones químicas internas, que inciden directamente sobre la salud física y mental; mientras que en lo espiritual son capaces de dejar experiencias humanas imperecederas; sobre todo, las negativas, que puede arruinar las intenciones de lograr la felicidad.
Hemos evidenciado el poder de las emociones en nuestra vida con lo que fundamentamos la existencia de la mente emocional que es menos conocida que la mente racional. Aparentemente los seres humanos nos caracterizamos por ser seres racionales, sin embargo, nuestras acciones denotan algo diferente, parece ser que la mente emocional es mucho más rápida que la mente racional y no se detiene ni un instante a considerar lo que está haciendo. Su rapidez hace imposible la rapidez analítica deliberada que constituye el rasgo característico de la mente pensante.
Las acciones que brotan de la mente emocional conllevan una fuerte sensación de certeza, un subproducto de la forma simplificada de ver las cosas que deja absolutamente perpleja a la mente racional. Cuando las cosas vuelven después a su lugar -o incluso, a veces, a media respuesta- nos descubrimos pensando “¿por qué he hecho esto?”, señal de que la mente racional está comenzando a activarse con una velocidad mucho más lenta que la de la mente emocional.
La mente emocional capta las cosas de una vez, como una totalidad, y reacciona sin tomarse el tiempo necesario para llevar a cabo un análisis completo. Los elementos vívidos pueden determinar esa impresión, dejando de lado la evaluación cuidadosa de los detalles. La gran ventaja es que la mente emocional puede captar una realidad emocional (él está enfadado conmigo, ella está mintiendo, eso le entristece) en un instante, haciendo juicios intuitivos inmediatos que nos dicen de quién debemos cuidarnos, en quién debemos confiar o quién está tenso. En este sentido, la mente emocional funciona como una especie de radar que nos alerta de la proximidad de un peligro. Si nosotros hubiéramos esperado a que la mente racional llevara a cabo algunos de estos juicios, no solo nos habríamos equivocado, sino que podríamos estar muertos. El inconveniente es que estas impresiones y juicios intuitivos hechos en un abrir y cerrar de ojos pueden estar equivocados o desencaminados.
La velocidad en la que las emociones pueden apoderarse de nosotros antes de que seamos plenamente conscientes de lo que está ocurriendo, cumple con un papel esencialmente adaptativo: movilizarnos a responder ante cuestiones urgentes sin perder el tiempo en ponderar si debemos reaccionar o cómo tenemos que hacerlo.
La expresión emocional activa cambios en la musculatura facial pocos milisegundos después del acontecimiento que desencadenó la reacción, y los cambios fisiológicos típicos de una determinada emoción —como los cambios en el flujo sanguíneo y el aumento del ritmo cardíaco— comienzan también al cabo de unas pocas fracciones de segundo. Esta rapidez es particularmente cierta en el caso de las emociones intensas como, por ejemplo, el miedo a un ataque súbito.
Podemos indicar que el tiempo que dura una emoción intensa es muy breve y cae más dentro del orden de los segundos que de los minutos, los días o las horas. Si las emociones provocadas por un determinado acontecimiento siguieran dominándonos después de que la situación hubiera pasado, sin importar lo que estuviera ocurriendo a nuestro alrededor, nuestros sentimientos constituirían una pobre guía para la acción. Para que las emociones perduren, el desencadenante debe ser sostenido, evocando así la emoción continuamente, como ocurre, por ejemplo, cuando la pérdida de un ser querido.
En definitiva, debemos reconocer que la mente emocional posee mayor dominio sobre el actuar humano que la tan deseada y esperada mente racional; el comportamiento de los seres humanos en el tiempo actual nos impele a reflexionar cómo dominar la mente emocional para construir una sociedad donde las personas tengan una conducta adaptada revelando el equilibrio entre la mente emocional y la mente racional. Educar tomando en cuenta las emociones, es urgente.
Fuente: Por: Mg.Sc. Magda I. Aguirre Cuevas - Psicóloga
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.