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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 María Encinas Salamanca, mártir de la Villa de Oruro en 1739 - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
María Encinas Salamanca, mártir de la Villa de Oruro en 1739
10 oct 2021
Por: Marlene Durán Zuleta (*)
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Han transcurrido 282 años y el largo silencio acumulado rompe la barrera, la comunicación de masas para aclarar este acontecimiento que, sin duda, con certeza, fortaleza pretende ennoblecer a la mujer en toda su magnitud, no es lisonja, ni oquedad, es una veracidad.
Indudablemente, las mujeres desde la creación del universo, han sido protagonistas de la historia. Nunca se han rendido, a pesar de la tragedia, del dolor. Han enfrentado junto a sus compañeros duras batallas para derrotar al enemigo. No han pensado en ellas, la identidad era la familia y, la memoria intacta, que la libertad de la patria no se tolera ni se discute, aunque tenga que perderse la vida, por la integración y justicia.
Con el protagonismo del 10 de febrero de 1781, rememoramos a tres mujeres, cuando junto a sus esposos fueron desterradas a las cárceles de Buenos Aires, María Quiroz esposa del notable Clemente Menacho, María Orozco y Francisca Goya y sus decesos fueron sentidos, por la forma cruel como sufrieron y murieron.
Retrocedemos en el tiempo hasta trasladarnos hasta 1739, el cabildo orureño, había aumentado el impuesto a los vinos y aguardientes y generó malestar entre los arrieros y comerciantes de la dicha Villa minera. A su vez se estaba gestando una conspiración revolucionaria contra el sistema monárquico, redactándose quizás el documento más audaz e importante de la América colonial. La opresión y la desigualdad en que se vivía, no era una ilusión, era la realidad y el “MANIFIESTO DE AGRAVIOS”, de Juan Vélez de Córdova, se redacta y se transmite a los indígenas, criollos y mestizos de Charcas, y es más, trascendió más allá de sus fronteras. El corregidor y los miembros del cabildo apresan a Vélez de Córdova, y a todos aquellos comprometidos en esta conspiración contra el orden colonial. Juan Vélez de Córdova es sentenciado y ejecutado con la pena del garrote al igual que el indígena Pachacnina y el platero Miguel de Castro. Posteriormente son ejecutados los demás comprometidos, en suma, tres de ellos integrantes de la familia Castro Encinas.
María Encinas, hija de Nicolás Encinas y Graciana Salamanca, contrajo nupcias con Miguel de Castro, y tuvieron como hijo a Ramón de Castro. Nuestra protagonista no dubitó, ni retrocedió al momento de descubrirse la conspiración por el corregidor gracias a una traición. La dolorosa pérdida a la vez de su padre, del compañero de vida y de su descendiente, significaron un duro golpe en una hora fatal, total estremecimiento para una madre que tuvo entereza y sacrificio completo. Aquellas muertes no opacaron ni apagaron la lumbre de seguir en la batalla.
Siempre conoció la conspiración. El veinticuatro de junio de 1739, Manuel de Ayllón, uno de los que participó en las detenciones la noche del domingo, dice de ella: “...Es de genio orgulloso y altivo y desvergonzado...le parece ser tan cómplice como su marido y que cuando fue a detenerle no hubo forma de abrir la puerta por más golpes y gritos que se les daba hasta que le obligó a quererla quebrar y entonces abrió... Que conoce por muy perjudicial a esta república si la susodicha queda en libertad...”
Cuando la agresión es a los seres que se quiere, la mujer se transforma, multiplica sus energías y se enfrenta, se convierte completamente. A sabiendas arriesgó su hogar y su familia exponiéndola a los peligros del poder colonial que no admitía desobediencia y exigía total fidelidad al orden peninsular, a pesar de conocer el documento rebelde y las consecuencias que este podría acarrear, colaboró sin medida, aunándose a aquellos soñadores que se declaraban agraviados y discriminados, siendo ellos los legítimos dueños del suelo americano, y relegados de su derecho como indianos.
La sociedad colonial de 1739, era desfavorable para las mujeres, limitando su participación a las labores domésticas, sin embargo las féminas de la villa de Oruro, desde la fundación de la misma se forjaron junto a sus compañeros en el laboreo minero, la platería y se hicieron cargo de las pulperías y en el caso de las indígenas, ellas administraban mayormente las chicherías. Y no podían faltar como registra la historia su participación en los hechos de rebeldía que alteraron esta villa minera, en este caso de nuestra protagonista.
Durante la intervención y su detención, María Encinas, admitió: “Que hicieron un manifiesto, documento que fue encontrado en el escritorio de su marido... de que la principal cabeza fue Vélez de Córdova, su marido Ramón de Castro. Tomás Agudo, Pérez y su padre Nicolás Encinas...” solicitaron clemencia al corregidor, y la consecuencia de los sucesos fue que quedaran en la pobreza y su hijo menor en el desamparo.
Cuando el oidor Mirones dictó la sentencia en su contra, la Audiencia de Charcas la invalidó, “...ya que solamente el Rey o el Virrey pueden perdonar...”, de tal forma que ordena su reclusión fuera de la villa de Oruro.
La sentencia del corregidor Martín de Ezpeleta y Villanueva señalaba: “...A María Encinas, en perpetuo destierro al Monasterio de Santa Teresa de la ciudad de La Paz, con el que servirá en todo lo que mandaren las señoras madres religiosas en el dicho monasterio hasta que en el acabe sus días...” extrema dureza de aquellos tiempos.
Lo verdadero es que María Encinas, llega a ser la primera mujer mártir de la Villa de Oruro, por su apoyo a la conspiración y exigir una sociedad justa sin opresión. Una reverencia de homenaje para esta noble mujer, que tuvo audacia y sacrificio, y que señaló el camino a nobles ideales.
(*) Es Poeta, escritora, compositora e investigadora de la cultura orureña
Fuente: De la Conspiración al Manifiesto de Agravios 1739 villa de Oruro. Javier T. Cárdenas Medina.2010 Oruro.
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