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El gran “Diabladazo” - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Sábado 02 de octubre de 2021

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Editorial y opiniones

EDITORIAL

El gran “Diabladazo”

02 oct 2021

Está bien que cada quien tenga sus propias manifestaciones y pueden nombrar a la Diablada Puneña como patrimonio de Perú, pero con sus propias características, sin copiar ni plagiar las características y todo lo que gira en torno a la Obra Maestra nacida en Oruro. Es cierto que el Carnaval de Oruro es un patrimonio de toda la humanidad, pero también se debe reconocer el origen que sin duda es la alta tierra de los urus

Es así como los orureños decidieron llamar a la defensa del origen boliviano de la diablada, ante la declaratoria de Patrimonio Nacional de Perú a la Diablada Puneña. En cuanto los bolivianos se enteraron de dicho nombramiento, saltaron las alarmas, porque esa manifestación cultural peruana usa la vestimenta y la música de Bolivia, quizás antes era diferente, pero los músicos, mascareros y bordadores llevaron, a través de residentes bolivianos en Perú, su arte y se quedó con los danzarines puneños.

La diablada es una teatralización hecha danza que viene de la época de la Colonia como se la conoce, en Bolivia tuvo su origen en Oruro, pero otros departamentos como Potosí reclaman también ser cuna de dicha danza, en Perú se la baila en la fiesta de la Candelaria, en diferentes departamentos, pero principalmente lo hacen en Puno, y en la Tirana en Chile.

En Bolivia siempre se defendió la teoría de que la danza de los diablos nació del culto que rendían los mineros al Tiw o Tío de la Mina, y con la llegada de los españoles se convirtió en una pugna entre el bien y el mal, en que los diablos llegan a los pies de la imagen de la Virgen del Socavón, bautizada así en Oruro a la Virgen María en su advocación de la Candelaria. Chile y Perú también defienden sus versiones y señalan que la danza es propia de La Tirana y de Puno, respectivamente.

En la mitología boliviana se cuenta que hubo un semidiós, llamado Huari, que por el rechazo de una doncella envió cuatro plagas para que acabaran con el pueblo Uru, por el Norte envió a un sapo gigante, por el Este a un enorme lagarto, por el Oeste a una gran serpiente y por el Sureste a unas hormigas gigantescas. Una ñusta se enfrentó a esas plagas y las redujo a piedra, esa ñusta fue identificada con la Virgen del Socavón, a quien los mineros hicieron su protectora y comenzaron a bailar en su honor disfrazados de diablos, llegando rendidos a sus pies, lo cual se interpreta como el triunfo del bien sobre el mal.

Una historia parecida es la que se cuenta en Perú, quizás porque antes era un territorio compartido en el imperio Inca, además con la llegada de los españoles, que dominaron todo el territorio del Perú y Alto Perú, hoy Bolivia, trajeron ciertos rituales y creencias católicas, por lo que enseñaron lo que era la pugna entre el bien y el mal, la idea de Dios y el diablo, también imágenes como la de la Virgen María en sus diferentes advocaciones. Aunque la mitología peruana es un tanto distinta, también tiene una historia de triunfo del bien sobre el mal.

De todos modos, cada manifestación o expresión cultural debe tener sus propias características, y así era antes, las caretas de los diablos puneños eran de yeso y tenían rasgos propios de la inventiva de la gente de ese país, sin embargo, desde hace algunos años, los peruanos, al ver la majestuosidad y fastuosidad de los trajes, de la música, de la danza y de la fiesta en sí, del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, comenzaron a copiar, inclusive a contratar artesanos y músicos bolivianos para que les hagan los trajes, les compongan temas, de manera que su danza y su fiesta brillasen tanto como la fiesta religiosa orureña.

Está bien que cada quien tenga sus propias manifestaciones y pueden nombrar a la Diablada Puneña como patrimonio de Perú, pero con sus propias características, sin copiar ni plagiar las características y todo lo que gira en torno a la Obra Maestra nacida en Oruro. Es cierto que el Carnaval de Oruro es un patrimonio de toda la humanidad, pero también se debe reconocer el origen que sin duda es la alta tierra de los urus.

Por otra parte, al realizarse el gran “diabladazo”, término cuestionado por los folkloristas, se expuso a las personas a la aglomeración en ciertos lugares del recorrido de dicha manifestación cultural, esperemos que en tiempos de pandemia, eso no se traduzca en una tercera ola de contagios del coronavirus que tanto está costando enfrentar.

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