Jueves 19 de abril de 2012
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Editorial y opiniones
Virtudes y desavenencias de nuestros hijos
19 abr 2012
Por: Marcos E. Ledezma Salazar
Todos nosotros cada día, vamos trazando nuestro destino, hombres y mujeres, unos con mayor suerte que los otros, sin embargo, en los sueños de las mujeres al momento de enamorar y posteriormente casarse, tener a lado a un buen esposo que le brinde amor, cariño, protección y sobre todo solvencia económica y en la descendencia contar con unos buenos hijos; en el caso del hombre, lo que busca este es: una mujer respetuosa de las buenas costumbres, cariñosa y sobre todo atenta a las necesidades del hogar.
Dentro del matrimonio, en su generalidad los primeros meses son como la fruta (ciruela) al principio dulce y poco a poco se va haciendo amargo, aunque muchos tratan de no probar esta amargura y en el camino se van deshaciendo; sin antes haber gustado, saboreado y probado solo el principio y en lo demás dejando a las secuelas de la vida y la esperanza la alegría o el sufrimiento de la inocencia.
Sin embargo, parte de estas relaciones matrimoniales o concubinarias, son nuestros “benditos” hijos, que Dios nos ha otorgado. Estos hijos, que, desde que nacen nos dan alegrías, tristezas dolores y satisfacciones; porque, finalmente, la vida es un círculo, hoy niños mañana adultos; y en este espacio de vida el haberles inculcado valores éticos morales, sociales, económicos y sobre todo la realidad de la vida sin ilusiones es y ha sido lo fundamental para el esfuerzo en el estudio, en la vida, y, el sacrificio de ayer vale para el futuro.