Jueves 16 de septiembre de 2021
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Editorial y opiniones
Economía de palabras
Cortar por lo sano
16 sep 2021
Por: Humberto Vacaflor Ganam
La planta de urea y amoníaco de Bulo Bulo sigue siendo un dolor de cabeza, como ocurre desde que se la inauguró en 2017, después de haber gastado 960 millones de dólares, la más grande inversión pública hecha en un solo proyecto en la historia del país.
Los “paros programados”, decían las autoridades, eran la explicación de que la planta no entrara en funcionamiento durante más de un año y cuando se la encendió, en 2018, se informó que sus operaciones eran antieconómicas, pues había perdido 24 millones de dólares de solamente funcionar.
El ferrocarril que debía construir una empresa china hasta Montero quedó en nada a pesar de que se pagó por adelantado el monto convenido por la señorita Gabriela Zapata, la concubina del presidente de entonces.
Eso obligaba a que la poca urea que se producía tuviera que ser llevada a bordo de camiones hasta Montero, donde se la embarcaba en el ferrocarril, con destino a Puerto Suárez.
Esto era un buen negocio para los cocaleros de Chapare que habían comprado muy costosos camiones para hacer el trayecto hasta Montero gracias a un acuerdo de exclusividad que les había concedido la empresa por órdenes del gobierno.