Con suerte y eficiencia la minería puede alcanzar alto rendimiento

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Sin variantes sorpresivas que afecten los planes de producción minera o por alteraciones en los precios internacionales vigentes en determinado periodo, la minería puede mantener un halagador rendimiento que permita al sector una esperada recuperación, tras un prolongado tiempo de bajas cotizaciones y los problemas emergentes de una epidemia que obligó a cuidar el material humano base de la minería tradicional de nuestro país.

Según los expertos se mencionan suerte y eficiencia, dos aspectos que son “inseparables” en la producción minera, por un lado, considerando que cualquier cambio en materia de precios, especialmente, complica la suerte de los productores a lo que se suma como lógica consecuencia alguna falla de orden administrativo, técnico o financiero, que complican justamente las dificultades emergentes de periodos restrictivos y por lo mismo conflictivos.

Los aspectos mencionados, indisolubles en la práctica minera, son totalmente admitidos, en las diferentes instancias de un emprendimiento que lleva a la búsqueda de riqueza (mineral) en el sitio más natural, la (madre) tierra, en cualquier tipo de conformación geológica y en muchos casos de insólita ubicación. Los empresarios que arriesgan capital, los productores mineros que disponen sus recursos (ahorros), los cooperativistas que aportan una cuota-parte para recuperarla con ganancias y cualquier otra forma de entrar al negocio de la minería, tienen ante sí el desafío de competir con el factor suerte, aún en las condiciones más favorables que puedan darse técnica y financieramente. Por supuesto que la participación profesional, asesoramiento correcto y líneas definidas para un proyecto minero, contribuyen al éxito de su realización, que es resultado de suerte y eficiencia.

La diversidad en el campo minero, incluyendo la minería estatal, es un componente que define las condiciones de un nuevo proyecto o la continuidad de algunos que por sus características merecen mayor capital de operaciones o de manera concreta un rediseño estratégico que implica cambios sustanciales para seguir generando producción de concentrados. La minería estatal está en ese camino y hay necesidad de un urgente replanteo, según lo plantean profesionales del ramo.

La minería privada, por su parte, tiene ciertas limitaciones para encarar proyectos de envergadura, lamentablemente, la falta de condiciones apropiadas de seguridad operativa, carencia de normas actualizadas y en algunos casos reformuladas en la Ley Minera, impiden que puedan ser iniciados planes renovados de explotación minera. La Ley 535 necesita de un reajuste apropiado a las actuales condiciones en que se plantean políticas de desarrollo y en las que la minería y metalurgia requieren inversiones millonarias, pero bajo serias regulaciones legales, que permitan la incursión de capitales externos, como los que se disponen en la gran minería de países vecinos.

Cerrando el tema, para los observadores mineros, las otras fuentes de capital dirigidos a la minería, caso de cooperativas u otros emprendimientos “particulares”, no representan iniciativas de apoyo a medianos proyectos que podrían concretarse, bajo modalidades legales y técnicas que sean contenidas en una normativa concreta, insistiendo en reajustar la Ley 535.

Por las ideas vertidas entre empresarios, profesionales, trabajadores y también cooperativistas mineros, una conducta de unidad sectorial debe exigir a las autoridades del ramo, una urgente revisión y adecuación de la Ley Minera, para salvaguardar inversiones y abrir la competencia interna y externa de captar las líneas financieras que están a la puerta de nuestra minería nacional, privada y estatal.

Fuente: Medios. Agencias. PM.