¿Hasta cuándo se postergará la educación?

El artículo 77 de la Constitución Política del Estado, CPE, reza: “La educación constituye una función suprema y primera responsabilidad financiera del Estado, que tiene la obligación indeclinable de sostenerla, garantizarla y gestionarla. II. El Estado y la sociedad tienen tuición plena sobre el sistema educativo”.

Pese a lo que manda la CPE, en Bolivia, primero está la cuestión política, peleas de un lado y del otro, entre oficialistas y opositores, y no terminan de ponerse de acuerdo para mejorar la educación, que en definitiva es la base de la mejora continua, de la práctica de los más altos valores, la pelea del ministro de Educación y los docentes ahora es si se vuelve a clases presenciales o no, en lugar de analizar cómo se puede mejorar en esa área.

Para empezar, ese es el ejemplo que se está dando a los estudiantes, si están seguros de no tener oportunidad para aprobar o no obtendrán Buenas notas es mejor no presentarse, pero eso no resuelve el problema, sino todo lo contrario, lo agrava.

Al no estar presentes en la prueba no se sabe si la educación mejoró, se mantuvo o empeoró, tampoco se sabrá en qué hay que mejorar. Desde que Bolivia es una nación independiente se reformó la educación unas dos veces, pero ninguna de esas modificaciones cambió el sistema educativo para mejor, los procedimientos sólo tienen otros nombres.

Como ejemplo tenemos lo siguiente: anteriormente se daba más oportunidades a los alumnos cuyo rendimiento era bajo, se enviaba a los mismos a un desquite, reválida o segunda instancia y luego de pasar más clases se sometían a un nuevo examen, hace un par de años esa situación cambió y en la actualidad el estudiante que reprueba en una materia pierde el año y debe repetir el grado, sin embargo eso no ayudó mucho a mejorar la situación y desde el inicio de la pandemia es peor porque el índice de deserción escolar es alto.

Otra preocupación es el aprovechamiento en las universidades, porque las bolivianas no aparecen ni siquiera en el puesto 1.100 de los rankings de aprovechamiento a nivel mundial y aunque rara vez alguna universidad latinoamericana aparece en el ranking del planeta, Bolivia no figura en él.

Las universidades están para desarrollar innovación e investigaciones, pero entre 2012 y 2016, las universidades bolivianas recibieron los mayores ingresos económicos de su historia, parece que no se invirtieron precisamente ni en investigación ni en innovación.

Por otra parte, la producción intelectual es escasa en relación a otros países, mientras que en Bolivia las universidades generaron, en promedio, 200 proyectos de producción académica, pero países como Argentina, Chile, y hasta Colombia han mejorado sus cifras que de por sí eran más altas que las bolivianas.

Es urgente que se cumpla el artículo 77 de la CPE y se dé prioridad a la educación si no queremos seguir perteneciendo a la lista de países atrasados, si queremos subir nuestra autoestima, el camino no es evadir el problema, sino enfrentarlo y reformar la ley educativa, pero de manera profunda e integral, quizás tomando un poco de cada sistema educativo exitoso de otros países del mundo.