Todo comienza con una montaña conocida como Llallagua, que proviene de LLallahua, voz aymara que significa animal monstruoso como dos papas pegadas, es decir, una papa pequeña parece adherida a una grande, pero son una misma papa, lo de bueno es que cuando se las halla son consideradas de buen augurio. En efecto, ese cetro que se diferencia de otras tiene esa forma. En su origen tuvo otro nombre, los indígenas la llamaban Orko Intijaljata, voz quechua que significa la montaña del sol poniente, porque el astro rey en los atardeceres se pierde en esa montaña.
Por el año 1564, llegó a esta región el conquistador español Juan del Valle, ávido de encontrar plata, metal que ya había enriquecido a los españoles en Potosí y Porco. La coloración particular que presentaba es cerro de Llallagua le llamó mucho la atención y pensó que en su interior podía estar al preciado tesoro, pensando conseguir la ayuda divina le cambió el nombre por el cristiano de "Espíritu Santo", pero todo fue en vano. Este nombre desapareció con el tiempo, pero permaneció en la memoria del pueblo el nombre de Juan del Valle, porque el socavón que había abierto permaneció intacto hasta los primeros años de la República.
Fue en 1872, que un minero de la región cuyo nombre era Honorato Blacut, pidió concesiones alrededor de la bocamina y le puso el nombre de "La Salvadora". Empero, el fracaso en el rendimiento de la mina, hizo que esta pasara de mano en mano hasta llegar a Simón I. Patiño, el cuarto y último dueño. Patiño era empleado de “Fricke y Compañía" con sede en la ciudad de Oruro, empresa que se dedicaba a comprar y exportar minerales, también a proveer material para las minas.
Patiño logró comprar "La Salvadora" y se trasladó a Uncía, de donde era más fácil llegar a su bocamina. Por todos es conocido las peripecias que tuvo que atravesar (la venta de las joyas de su esposa, etc.), le llamaban burlonamente "el iluso de la cumbre", hasta que en el año 1900 encontró la veta más grande de estaño.
La mina de Patiño se encontraba en el cerro Juan del Valle, aledaña al cerro de Llallagua, en realidad es el mismo cerro separado por una hendidura, donde se estableció Patiño para trabajar personalmente, bajando en pendiente, a unos 300 metros se encuentra Miraflores, donde Patiño estableció su ingenio, una planta eléctrica y su vivienda (actualmente un museo), contiguamente más abajo está Uncía, que merced al apogeo de la Mina de Patiño se constituyó en un gran centro comercial que brilló en las primeras décadas del siglo XX.
Otros empresarios mineros que destacaban en la zona eran el chuquisaqueño y abogado Pastor Sainz; que tenía su mina en el cerro de Llallagua, también el inglés John B. Minchin. En 1906 accionistas chilenos compran la mina de Sainz y forman la "Compañía Estañífera de Llallagua". En cambio Patiño compra la mina y el ingenio de Minchin, adelantándose también a comprar la mina de Huanuni y como corolario organizó el Banco Mercantil con sede en Oruro, convirtiéndose esta ciudad en su centro de operaciones. Posteriormente sus perspectivas económicas se agrandaron lo que le obliga emigrar a Europa, desde donde administra sus minas por medio de cartas.
En 1924, Patiño compra las acciones de los chilenos y se apropia de la Compañía Estañífera de Llallagua que pertenecía a los chilenos. Así Patiño se hace dueño absoluto de la montaña de Llallagua y del ingenio de Catavi. A partir de ese momento su empresa se llamará "Patiño Mines Enterprise Consolidated Incorporated", porque se alía con accionistas norteamericanos para asegurar y consolidar su propiedad. Algunos historiadores observan este hecho como un acto patriótico; en cambio otros solo lo ven como una acción económica con el objeto de alminar a sus competidores. De todos modos fue inteligente y sagaz.
El centro minero de Catavi, a escasos cinco kilómetros de Llallagua, por su topografía, clima más benigno, por la fácil adquisición del agua para que funcione el ingenio y otras secciones laborales, por los baños de aguas termales y por la tranquilidad y paz que reinaba en ese ambiente, se constituyó siempre en sede ele las gerencias antes de Patiño, con Patiño y después de la Nacionalización de las Minas en 1952. A partir de ese año (1952), toda la empresa se conoció como Empresa Minera Catavi, que incluía además a Siglo XX donde se encontraba la mina.
Patiño, primero en Europa y después en los Estados Unidos de Norteamérica logró triunfar en los negocios, ocupando un lugar entre los diez hombres más millonarios del mundo hasta el punto que le dieron el título de "Rey del Estaño". Pero ¿qué dejó para Catavi?: sobrevive el teatro que hizo construir, actualmente es un testigo mudo de la grandiosidad de Catavi, ¿qué dejó para Oruro?; la casa de Patiño que hoy en día es un museo y los ambientes de la facultad de Comunicación Social. Cochabamba se vio más favorecida con la construcción del Palacio Portales y la Hacienda Pairumani. Sus mayores inversiones las realizó en Europa. ¿Valió la pena el sacrificio y la muerte temprana de miles de trabajadores mineros durante medio siglo?
Actualmente, miles de trabajadores mineros organizados en cooperativas todavía horadan la montaña sacando el estaño que queda. Patiño falleció en Buenos Aires en 1947 sin poder regresar a Cochabamba, como era su deseo, sus restos junto a la de su esposa Albina descansan en la hacienda de Pairumani
Bibliografía.- Llallagua, de Roberto Querejazu Calvo
(*) Abogado
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