Lunes 23 de agosto de 2021

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El viernes pasado, 6 de agosto, fue el 196 aniversario de Bolivia, nuestra patria siempre venerada; un país que, pese a las vicisitudes por las que atravesó, siempre salió airoso, seguro de que más temprano que tarde, superará la pobreza y el subdesarrollo atenido a que sus hijos, todos los bolivianos, tenemos conciencia de que ella, como patria y madre de generaciones, cuenta con las bendiciones de Dios que ayudarán a superar la pobreza y el subdesarrollo con el trabajo, la disciplina y dedicación de sus hijos.
Muchas veces, en festividad cívica semejante, se han formulado promesas y propósitos para superar la división, la dejadez y la falta de disciplina y dedicación de la población; pero, también de año en año, resurgen los propósitos de cambio y promesas de servir y amar a este terruño que sabe del amor y dedicación del pueblo; que está consciente de lo mucho que deben hacer y cumplir los gobernantes que, a toda costa y en toda forma, deben servir al país y no servirse de él conjuntamente intereses partidarios que no son de la nación. La patria, en esta oportunidad, tiene más conciencia de haber superado tiempos de dictadura, atraso y demagogia y adquiere, --conjuntamente el pueblo-- la decisión de mantener incólumes las libertades y la justicia en vida democrática.