DESARROLLO EMOCIONAL Y SU RELACIÓN CON LA EDUCACIÓN

Las emociones se basan en procesos neuroquímicos y cognitivos relacionados con la estructura mental referente a la toma de decisiones, memoria, atención, percepción e imaginación que están presentes como respuesta a las necesidades de supervivencia, hablar de emociones es hablar de intelecto humano, por esta razón es imprescindible un buen manejo de las emociones.

No cabe duda que existen diversos factores que influyen negativamente en los procesos de enseñanza y aprendizaje, de los cuales preocupa la presencia de experiencias afectivas negativas. Los estudiantes con ansiedad, tristeza, ira, u otros estados de ánimo, no son capaces de aprender adecuadamente, estos estados afectan su atención y por tanto la memoria. Estados de ánimos positivos, aumentan la capacidad de pensar frente a una tarea y hace más fácil el poder solucionar problemas relacionados a su formación.

Cuando se manejan adecuadamente las emociones, los estudiantes son sociables, cooperativos, se sienten seguros de sí mismos, aptos para dar solución a conflictos interpersonales, con habilidades sociales, siendo menos egocéntricos, tristes, ansiosos, aislados o impulsivos y reflexivos ante su realidad, con mayor apego a su familia, por lo que obtendrá mejores resultados en su formación académica.

Para que el sentimiento positivo persista e influya tiene que estar presente la conciencia, que inicia como un sentimiento de lo que sucede al oír, ver y tocar. Es así que el lenguaje creará un mundo. La educación debe tener en cuenta que la individualidad tiene un fundamento en las interacciones sociales.

Es necesario que el estudiante adquiera y desarrolle la capacidad de aceptar las diversas emociones, midiendo las consecuencias de sus actos, de modo que sus emociones y sentimientos permitan la adaptación y aceptación social. El reto educativo es relacionar la experiencia y cognición, respetar la experiencia en la práctica diaria, entender que los fenómenos cognitivos son emocionales y afectivos.