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Modus operandi y la firma criminal - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Sábado 14 de agosto de 2021

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Suplemento Policial

Modus operandi y la firma criminal

14 ago 2021

Por: My. Juan Hugo Vásquez Vásquez - Policía Boliviana

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El “modus operandi”, conocido como el modo particular y diferente de cometer el delito, es un comportamiento aprendido desplegado por uno o más delincuentes en un delito o una serie de delitos, y que se cumple con cierto patrón característico, necesario para asegurar el éxito de la acción y la indemnidad de quien lo realiza y que es plasmado en la escena del crimen.

Este “modus operandi” tiene su origen en la idea de cometer un delito, que surge en la mente del delincuente o agresor, y termina en la consumación de ese ilícito penal. Todos los actos que van desde la ideación del delito, hasta su consumación es el “iter criminis”.

Por lo tanto, desde el surgimiento de la idea acerca del hecho criminal en la mente del sujeto, hasta el agotamiento del delito, existen diversos momentos o etapas que se dan en la realización del mismo. La importancia de las distintas fases reside en que algunos de los actos son punibles, pero otros no lo son. Con relación al denominado “iter criminis”, el derecho penal interviene en el momento en que comienza a exteriorizarse la voluntad del autor.

Por ejemplo, un delincuente para ingresar a robar a una casa rompe un vidrio lo que genera bastante ruido, lo cual lo arriesga demasiado. Para la próxima lleva herramientas para forzar las cerraduras, con el fin de asegurar el ingreso y evitar ese error, permitiéndole contar con más tiempo para cometer el delito y lograr su objetivo.

Podemos apreciar que el delincuente mejora sus técnicas para cometer el delito, esto demuestra que el “modus operandi” es un comportamiento aprendido, dinámico y cambiante, que se desarrolla a través del tiempo; el “modus operandi” evoluciona continuamente a medida que el agresor gana experiencia y confianza. Los agresores refinan su “modus operandi” a fin de evitar ser capturados.

La víctima aporta aspectos muy importantes, de la manera en que ésta reaccione ante el ataque de su agresor, dependerá que el mismo cambie su “modus operandi”. Sin embargo, muchas veces la aplicación de los estudios relativos al “modus operandi” y de la victimología son insuficientes para lograr interrelacionar dos o más casos, pues no es posible encontrar elementos comunes en la comisión de los delitos. El “modus operandi” puede incluir numerosos y diferentes escenarios:

-Un determinado número de agresores y lugares de comisión.

-Recorridos realizados y medios de transporte utilizados.

-Vigilancias realizadas antes de la comisión del delito.

-Uso de diferentes armas de fuego.

-Uso de herramientas, químicos o material especial para inmovilizar a la víctima.

-Número y tipo de heridas causadas a la víctima y secuencia de las mismas.

-Forma y método de producir la muerte y o abandono de la víctima.

-Rutas de acceso y salidas de los escenarios.

En cuanto a la Firma, es un término utilizado para describir la diferencia distintiva e inusual del comportamiento llevado a cabo por el agresor, que sirve para satisfacer las necesidades psicológicas y emocionales de éste.

No necesariamente se utiliza para completar la agresión y no aparece en todas las escenas, unos porque los autores no la tienen o aun teniéndola no han podido plasmarla en el escenario. Por ejemplo, por haber sido sorprendido durante la acción, por el comportamiento sorpresivo de la víctima o por cualquier otro motivo que le impidiera la culminación del acto.

Al igual que el “modus operandi”, la firma puede sufrir variaciones personales o evolutivas, no cambios radicales, sino cualitativos en progresión o regresión dado que la firma está provocada por un razonamiento emocional, casi siempre invariable.

Ocasionalmente los agresores seriales utilizan la firma como un reto a los investigadores policiales. El análisis de la firma nos puede indicar el contenido violento de éste comportamiento y su motivación, sea esta sexual o de venganza, de castigo o visionaria, no solo por los lugares donde se aplica (nalgas, pecho, zona genital), sino por la finalidad de la misma (ejercer poder, control, dominación) y su expresión (ritual, sádica, obtención de trofeos).

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