La Plaza Abaroa guarda el recuerdo de una injusta guerra

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El 14 de febrero de 1879, Bolivia sufrió uno de los acontecimientos más nefastos de su historia. El enemigo invasor cargado de un “botín de intereses”, llegó al puerto de Antofagasta, mostrando su poder bélico para ahuyentar a un pueblo que abrió sus brazos para vivir como hermanos, hecho que fue roto en mil pedazos.

El 23 de marzo del mismo año, los pocos bolivianos en Calama, defendieron con su vida la heredad nacional. Sin embargo, hubo un episodio heroico que quedó en los anales de la historia. Fue la defensa que asumió Eduardo Abaroa, quien sin temor alguno, ofrendó su existencia.

“¿Rendirme yo? ¡Que se rinda su abuela c…..!”, frase acallada por la bulla que salía de los fusiles.

Aquel épico momento de gloria fue plasmado en un espacio, para recordarnos el patriotismo de nuestros héroes. Está ubicado en las calles Tupiza y La Plata, muy próximo a monumento nacional del Faro del Conchupata.

Asimismo, con motivo del centenario de la invasión chilena a Bolivia se colocó otra plaqueta, conmemorando dicho agravio, por la Central Obrera Departamental (COD), la Prefectura de Oruro y la Empresa Nacional de Fundación (ENAF), que lleva los nombres del Ejecutivo de la COD, Mario Morales; del entonces prefecto, coronel Federico Lafaye, y el gerente de ENAF, Enrique Ascuy.

En aquel lugar también se construyó el simbólico puente del Topater y un mural que refleja la Guerra del Pacífico (1879-1884).

Allí, cada 23 de marzo, Día del Mar, se rinde honores a los héroes del Pacífico, pero a su vez se convierte en un espacio de descanso, principalmente de la juventud y en especial de los enamorados.

Ahora aquel sitio icónico de la ciudad de Oruro, tendrá un elemento muy especial, que seguramente en los próximos meses dará mucho que hablar y tiene que ver con el jardín de ciruelos que será emplazado en la parte Oeste del parque.

*Periodista de LA PATRIA