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Domingo 15 de abril de 2012

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Cultural El Duende

Vincent Van Gogh: el eterno crucificado

15 abr 2012

Fuente: La Patria

Homenaje al CLIX Aniversario de su nacimiento (1858 – 2012)

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El holandés afrancesado, el doloroso, el trágico Vicente, es el punto de impacto de todas las miserias, de los sufrimientos humanos. Está irremediablemente solo, incomprendido, perseguido.

Conmovido por los dramas humanos, rechazado por sus semejantes, como el nuevo Cristo sin naturaleza divina, es crucificado sin cesar, actúa con su corazón, su alma y su espíritu; obra con la fe y el tormento, habitado por un estado de gracia santificante.

Van Gogh es, con el greco, el único verdadero místico de la pintura. El cretense hispanizado resulta ser un místico católico que ha sufrido la influencia del clima religioso de su época con las tres virtudes teologales.

A Vicente le ha sido negada la esperanza, por lo menos la de ser comprendido. Él entrega al mundo todas las formas dinámicas de sus ansias y lo vuelve a crear en belleza expresiva e imágenes místicas. El vigor, la precisión, la estructura, las luces sin sombra, la nitidez de sus contornos, los colores puros y estridentes: rojo bermellón, azul de Prusia, verde esmeralda, amarillo deslumbrante que asimila la luz divina del período de Arles. Amarillos cobrizos, siempre bermellón, castaños, azules diversos en el período de Saint-Remy.

Si la paleta parece restringida en sus componentes, se encuentra fortalecida por la extensión de los ritmos arabescos, torbellinos llameados, formas más o menos dislocadas, perspectivas en fuga.

Exaltación rítmica que, en Auvers, donde habrá de suicidarse, desemboca de la figuración.

En 1901, en la exposición Van Gogh se arrebata de alegría y al salir exclama: Quiero más a Van Gogh que a mi padre. Él solo es más Fauve (Fiera) que todos los demás Fauves juntos, es expresivo, es sediento de libertades, desenfrenado. No hay más toques segmentados, curvas rápidas, colores crudos, asestados sobre el lienzo con fuerza y energía desatada.

Así es Vicente. En él todo aúlla y convence.

Erasmo Zarzuela

Fuente: La Patria
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