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Domingo 15 de abril de 2012

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Cultural El Duende

Elogio de la conversación

15 abr 2012

Fuente: La Patria

Una plaza circular, pequeña, se muestra plena bajo el sol del verano. Reloj que camina junto al día, una línea de sombra (ecos de Conrad en esos pasos) perfila, tenue aún, los acontecimientos futuros. Por otra línea más breve, acaso igual de imaginaria, camina otra silueta que avanza hacia mí. Ambas son las manecillas que en alguna parte, alguna parte visible sólo para quien cree en estas simetrías, marcan las 4 y 10. Sí, como en la canción de Aute. Pero es medio día y pronto habremos de almorzar. Dejando de lado la traviesa cucharita que quiere verter su pizca cursi, ese sazonador con el que es tan fácil salpicarse, el aroma de la comida prometida aguarda bajo los árboles.

Ají mapuche llamado Merquen es el condimento elegido para hoy. Ella ha cocinado una ensalada de fuertes sabores a mostaza. Y hay maíz, y hay pollo con merquen, ya lo dije, y hay también un vaso de agua y algo de música.

La conversación trae signos y detalles de un pasado reciente y se reconstruyen, con trazos y pinceladas que tratan de ser certeros, las muchas horas vividas uno lejos del otro. Pero también hay planes que se despliegan y una dulce tarde nace allí afuera, junto a las escaleras.

¿Cuánto tiempo te internarás en la selva? Te digo ¿No es mucho? Te callo. Las emociones pueblan la pequeña casa, y ella que quiere partir en busca de hilos que la guíen por entre los desfiladeros del sueño. Eso, lo sabemos, me deja como un lastre inmóvil que sólo atinará el intento de seguirla con la imaginación, hacia las ignoradas regiones de las experiencias místicas.

¿Apostamos algo? ¿Hay algo que apostar? Ya se escuchó el lejano trino de la selva, y su vaho, que acaba de alcanzarte, hace que pases la mano suavemente por tu cuello y mires hacia la puerta, como quien ya vive una tarde de sopores y verdes horizontes, allá, muy lejos, en el corazón vegetal de tu destino buscado intensamente.

Hablamos, hablamos mucho, pero las palabras no forman parte del equipaje. No por ahora. Ni del tuyo ni del mío. Tú partirás en pocos días liviana como una hoja que arrastra la brisa. Yo, en poco tiempo más me iré también y quedará esta casa sin nosotros. Un eco disipado de lo que nos dijimos hoy cederá el sitio a los muchos silencios compartidos.

Junto a los sabores y aromas de esta comida flotan los recuerdos. Una noche en el fondo de un bar desierto, una discoteca y bailes compartidos e intercambiables, los últimos minutos de una fiesta antes del amanecer, las páginas de un libro que prometiste leer algún día, una avenida que nos vio por única vez en roles irrepetibles, en fin, la vertiginosa vida que hoy desfila lenta y silenciosa ante nosotros.

Un día, volverás de la selva y sabremos por fin, desde lejos, las voces y los cantos que todavía nos aguardan.

Benjamín Chávez

Fuente: La Patria
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