A la Patria nos debemos

Lo que se celebra hoy no es sólo una fecha más del calendario, es el símbolo de la libertad, que llegó luego de una guerra de 15 años, para que en 1825 se firme el Acta de la Independencia en Bolivia que nació con el nombre de República de Bolívar, pero más tarde se le cambió el nombre al que se conoce en la actualidad.

Hace unos días, autoridades del Gobierno hablaron de sepultar a la “vieja República”, eso quiere decir matar todos los ideales de libertad, unidad, hermandad y paz, con los que fue creada Bolivia, pero en su afán de “descolonizar” también se pretende borrar la parte de la historia en que se dio un paso importante hacia la soberanía. Que la democracia estuvo secuestrada por muchos años, es cierto, pero también en la década del ‘80 del siglo pasado fue recuperada y toda esa historia no se puede olvidar a capricho de unos cuantos que hoy detentan el poder.

No vamos a salir de la pobreza dando limosna o bonos, porque eso es fomentar la ociosidad y la desidia, sino que hay que enseñar a los ciudadanos un oficio y crear fuentes de empleo, hay que enseñar a nuestros niños el valor de la honestidad, la ética, el amor y el esfuerzo.

Por dotar de tierra a personas, que supuestamente no la tienen, se está provocando el enfrentamiento entre hermanos, cuando aquellos deben ganársela con el sudor de su frente, con fines legítimos y legales. También se están enfrentando e hiriéndose entre bolivianos por territorios, en lugar de priorizar a los menos favorecidos pero que tienen todas las ganas de poner sus talentos y sabiduría al servicio del país.

Para lograr nuestras metas y objetivos, es menester mejorar la educación y la salud, además de utilizar nuestros recursos naturales y materias primas para darles un valor agregado para mejorar nuestras exportaciones. Los recursos pueden ser escasos, pero deben alcanzar para todos, porque donde come uno comen todos.

También hay que erradicar la corrupción, entender que la “viveza criolla” no es sinónimo de inteligencia ni de integridad, sino todo lo contrario, ella sólo trae desconfianza y malestar general.

Y, por otro lado, la verdad debe prevalecer ante todo, le duela a quien la duela, se debe mejorar la justicia para que las víctimas no vivan atemorizada y los delincuentes paguen sus tropelías. Finalmente debemos llegar a la tan anhelada conciliación, dejar de pelearnos y matarnos entre hermanos, dejar de perjudicarnos unos a otros y trabajar juntos por llevar este barco, llamado Bolivia, a buen puerto.

No estamos obligados trabajar para agradar al “imperio” estadounidense, pero tampoco tenemos por qué congraciarnos con China, Venezuela, Cuba u otra nación, por muy afín, en ideales, que sea, sino que debemos trabajar por nuestro país, a nuestra Patria nos debemos y a ella hemos venido a servir. Que viva Bolivia libre y soberana, grande y unida.