La cuestión del litio un problema para sectores que lo producirán

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El tema del litio se convierte en un problema que – de momento – afecta los intereses de los distritos donde se ubican los ricos yacimientos que serán explotados para su futura comercialización, son los salares de Uyuni y Pastos Grandes en Potosí y el salar de Coipasa en Oruro, reconocidos en ambos lugares, como grandes reservas mundiales del “oro blanco”.

Ese hecho, en el caso de Oruro motiva el interés regional, considerado que se trata de una riqueza natural de excepcional valor que debe marcar “la transformación de la economía regional” para asegurar el futuro del Departamento, que será el resultado más importante del buen uso de un recurso minero estratégico.

El panorama así expuesto se presenta con halagadoras perspectivas, con metas de cumplimiento a corto y mediano plazo, si rescatamos la parte formal del anuncio de autoridades para encarar el desplazamiento de equipos humanos profesionales y la necesaria maquinaria pesada que consolidarán el proyecto pospuesto por mucho tiempo de retomar en Oruro la privilegiada condición de ser eminentemente el “Distrito Minero Metalúrgico de Bolivia”.

Sin lugar a dudas que el tiempo pasado ha dejado profundas huellas en la economía regional, si se trata especialmente de minería, a diferencia del hermano departamento de Potosí, cuya economía es resultado de su actividad minera y el asentamiento de la gran minería mediana privada y la estatal, que aportan con importantes regalías a la economía de la Villa Imperial.

Destino paralelo

El distrito de Oruro que se mantiene en la ruta de la minería, recorriendo complejos caminos, tuvo que alentar una economía de subsistencia, dando paso a un comercio especial, alentado de algún modo por el contrabando abierto en sus límites geográficos departamentales e instalado en el mismo centro citadino dando paso a una opción de comercio emergente, que incluso generó una aguda crisis en la propia minería.

El comercio salvó el barco comentan los observadores y la referencia tiene que ver con una transformación de las actividades regulares, incluyendo la minera y metalúrgica, que tuvieron que adaptarse al comercio de gran proporción, que pasó de la ilegalidad del contrabando al comercio establecido, pero en un escenario de alta competencia y desarrollo versátil que ocupa calles, plazas, mercados e incrementa la instalación de negocios medianos o grandes, para uso y consumo de la población. La minería siguió trabajando y sus actores esperando mejores condiciones de recuperación productiva.

Reaparecen las condiciones favorables, por ejemplo en Huanuni empresa que ha disminuido su abultada planilla y espera incrementar su producción con la habilitación del ingenio Lucianita, lo que debe suceder muy pronto, pues ya fueron rebasados los límites razonables de su habilitación y trabajadores como dirigentes mineros están pendientes del cambio productivo que será una realidad, gracias al “saldo milagroso” en las reservas del Cerro Posokoni.

En el caso de la empresa metalúrgica, sigue resolviendo problemas de insolvencia, ajenos a su administración directa, pero lesivos a su economía interna y sus planes de crecimiento operacional con la perspectiva de constituirse en el centro metalúrgico nacional, como sede de la primera fundición de zinc, proyecto cuya ejecución comenzaría en breve.

El litio, la alternativa

En el tiempo presente, luego de prolongada espera y un sinfín de adversidades surge como un valioso elemento “salvador”, el futuro proyecto de la explotación de las salmueras de litio en el salar de Coipasa, convirtiéndose en el anhelado programa que encamine la recuperación y el desarrollo del departamento.

Ya se dan los primeros pasos para desarrollar el proyecto de “extracción directa del litio”, considerado un avance tecnológico importante que permitirá recuperar el estratégico material con menor inversión y mayores opciones para su comercialización, algo que deberá verificarse en Coipasa y garantizar su rendimiento en la magnitud que impone el futuro de recuperar el litio en Oruro.

Sin embargo de buenas intenciones y con justificadas posiciones, hay dirigentes e instituciones que observan, la vigencia (en la Ley Minera) del porcentaje de solo un 3% de regalías a favor de la región, considerada una mínima utilidad para “semejante emprendimiento”, que además se considera como la “fuerza financiera del desarrollo orureño”. No hay un rechazo pleno, pero deberá gestionarse un mejor beneficio por el uso de un recurso natural, estratégico y no renovable.

Hay posiciones que rechazan ese porcentaje de regalía, se trata de la brigada parlamentaria y la Asamblea Legislativa Departamental. En ambos casos se trabaja en una “ley corta y específica” para el litio, considerando las posibilidades de su industrialización y su beneficio al desarrollo local, se asegura que paralelamente se planteará modificaciones en la Ley Minera 535.

Por otra parte también se pronuncian sectores empresariales, como la Cámara Departamental de Industrias y la Federación de Empresarios Privados que coinciden en calificar de “bajo” el porcentaje de regalías por explotación de litio. La FEPO menciona además el “factor tiempo” que puede ser determinante en función a la producción y comercialización del producto.

En todo caso, el 3% de regalía por explotación del litio, es un monto muy bajo, que también ha sido rechazado en Potosí. Se trata de un delicado tema, que sin embargo “no debería frenar el desarrollo del proyecto”, pues la aplicación del porcentaje deberá ser modificado.