Una lucha en solitario

Gonzalo Melgar es un ciudadano cruceño que caminó más de 900 kilómetros, durante 65 días con la esperanza de recuperar una parte de sus aportes de las Aseguradoras de Fondos de Pensiones, AFP, luego que el Presidente del Estado boliviano, Luis Arce Catacora prometiera hacerlo, durante su campaña electoral.

El mandatario promulgó en enero de este año la ley que autoriza la devolución de los aportes de las AFP, pero con características que no llegan a favorecer a todos los aportantes, y la verdad es que muchos, aunque lo necesitaban no calificaron para beneficiarse con esa normativa, y fue así que Melgar decidió marchar desde su tierra de origen hasta la sede del gobierno para entregarle, en persona, una propuesta a Arce Catacora.

En síntesis, la lucha en solitario que sostiene el cruceño, es la lucha de miles de aportantes que hubiesen querido unirse a la marcha por conseguir ese objetivo, pero por alguna razón no se animaron o no pudieron hacerlo, algunos porque están sobreviviendo con algún empleo mal pagado, vendiendo sus pertenencias o intentando emprender con escasos recursos, pero en realidad él, definitivamente no está solo.

Lo que no terminan de explicar quienes diseñaron la ley, ni los responsables de las AFP, es ¿por qué no pueden devolver porcentajes más altos de los aportes?, ya que en países vecinos como Perú y Chile realizaron la devolución del 20 y 25 por ciento de los aportes y no sólo a algunos sino a todos los aportantes. Según los funcionarios de las AFP, no hay dinero para hacer la devolución, pero ¿qué hicieron con los aportes recibidos hasta la fecha? Esas son respuestas que deben brindar quienes conocen la verdad de las administradoras.

Si Melgar tiene éxito en su propósito de llegar al Presidente Arce con su propuesta, miles de aportantes se lo agradecerán, pero sería bueno que no se callen ahora y apoyen de manera más decidida al marchista, que si bien fue atrás de su ley personal, también está cumpliendo las metas de muchos ciudadanos que no se animaron a cruzar ese “desierto” para hallar el oasis de sus vidas, pero de que desean alcanzarlo es un hecho.

Si el marchista cruceño no lo consigue, los sueños de miles de bolivianos se romperán, al igual que el suyo, sin embargo, su caminata no habrá sido en vano, ya que en el camino él se llenó de aprendizaje y no volverá a su tierra siendo el mismo, retornará como alguien que se atrevió a moverse y a intentar algo diferente para conseguir su objetivo, salió de su zona de seguridad para pelear por lo que cree que merece, y si así se conduce en su vida seguro tendrá éxito de una u otra manera, por lo tanto, de cierta manera él es un ejemplo a seguir por otros bolivianos que deseen alcanzar el éxito y la felicidad en sus vidas.