Domingo 18 de julio de 2021

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En este momento político que vivenciamos en Brasil y porque no, en Latinoamérica, me vinieron a la mente muchas miradas, algunas colonizadas, otras descolonizadoras. Pero relacioné mis lecturas con un interesante texto de Didi-Huberman “La escisión ineludible del ver”, donde el autor demuestra que cuando vemos lo que tenemos delante de nosotros, en cierto sentido, esta mirada nos constituye. Y venimos de formaciones hegemónicas. Deconstruir la mirada no es tarea fácil. Pero podemos observar, como hizo Mignolo al entrar a un museo, y observar la exposición de Fred Wilson, descubrir lecturas descoloniales en el arte, la música y en las diversas manifestaciones humanas, porque las artes transmiten mensajes. El arte nos habla.
Aprendemos las canciones de los colonizadores, nos despertamos por la mañana como niños escuchando a Mozart y aprendemos a tocar los clásicos en el piano. La música originaria de nuestros pueblos siempre ha sido silenciada, los colores de las telas andinas, por ejemplo, vistos como exagerados o demasiado fuertes. La arquitectura chola de los Andes es vista como vulgar o anticuada. Y buscamos ser lo que el otro nos dijo que fuéramos. E incluso nuestras sensaciones se amoldaron a los moldes del colonizador. Y mujeres que somos, buscamos seguir lo que el otro nos ha dictado y sigue dictando: blancas, delgadas, europeas. La belleza indígena relegada a un segundo plano. Y también me vino a la mente una actitud descolonial que ni siquiera sabíamos que practicaba Einstein y que he puesto a disposición en una foto para el aprecio de todos.