Cartagena de Indias en Colombia es sede de la VI Cumbre de las Américas, encuentro en el que participarán 33 presidentes de igual número de países y otros delegados diplomáticos que plantearán diversos temas relacionados con la integridad continental, relaciones comerciales, asuntos diplomáticos y cultura, pero además será considerado y posiblemente debatido el tema de la coca.
Se trata de un escenario internacional de alto nivel en el que por supuesto no siempre se incluye en la agenda del evento asuntos considerados sectoriales, pero que para la presente ocasión tal tema alcanzará relevancia pues existe la posibilidad de que sea analizado desde varias ópticas, desde la producción de la hoja “milenaria” así considerada en Bolivia y Perú, la misma que también se produce en Colombia, el país anfitrión de la Cumbre de las Américas.
Pero el asunto da para mayores opciones, pues lo que interesa a otros no es precisamente el origen de la hoja, sino la cosecha excedentaria de la misma que pasa de los límites permisibles, por ejemplo en nuestro país para el acullico o para fines medicinales, como sucede también en el Perú y de algún modo en Colombia, pero tales excedentes se convierten en materia prima para la fabricación de drogas que se comercializan tras las fronteras de México, varios países centroamericanos, también Brasil, Chile u otros, ampliándose el tráfico de cocaína hasta mercados de Europa y especialmente de EE. UU.
Resulta que en la Cumbre de las Américas, en su edición actual estará participando el mandatario de la potencia del norte, el país considerado como el mayor comprador de drogas por tener el índice más elevado de consumidores, pero también el que dispone de mayor presupuesto para combatir el narcotráfico en varios países sudamericanos.
Con seguridad que en Cartagena surgirá la pregunta directa al representante del imperio para saber cuál es la política norteamericana dirigida a reducir la gigante demanda de drogas, entre esas la cocaína que se produce en el sur del continente.
Ya se adelantó que en el caso boliviano se hará una defensa intransigente de la hoja de coca como tal, mientras que serán otros delegados presidenciales que debatirán por ejemplo sobre la posibilidad de “liberar” el comercio de la coca, de manera que quienes quieran comprarla para fines lícitos puedan pugnar en un mercado de competencia, en el que necesariamente tendría que incluirse EE.UU. para comprar la mayor cantidad del producto y destruirlo antes que llegue al mercado del narcotráfico, el resto de la coca podría ser tratada industrialmente para fines benéficos, según las opciones existentes.
Frente al crecimiento de la producción de coca y de ésta la cocaína que genera marcada violencia para su comercio, por una parte y para erradicarla por otra, hay otra alternativa que se plantea en la “legalización” de la droga, poniendo en el tapete una posibilidad de que quienes la quieren podrán comprarla sin mayores problemas, pero los países que desean eliminar su uso tendrán también que invertir para adquirir el producto y destruirlo, en ésta opción se mediría el poder económico para destruir el narcotráfico o la fuerza de los traficantes.
La Cumbre de las Américas tocará un asunto muy espinoso, demasiado puntiagudo, de muchas aristas y por cualquier vía de pocas acciones, pues los interesados en eliminar el flagelo de las drogas son más que los dedicados a la producción y elaboración de alcaloides. Un reto internacional para combatir el narcotráfico.
Fuente: La Patria
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