Viernes 02 de julio de 2021

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Por lo menos eso es lo que aseguran quienes en el último tiempo han dedicado sus inversiones incluso laborales a la obtención del metal precioso, cuyo precio en el mercado internacional se mantiene con sello ascendente, en tanto que en el medio minero aurífero nacional, proporciona interesantes ingresos, primero a los mineros y luego a rescatadores y comercializadores del dorado mineral.
La obtención del oro, ahora de manera especial, en manos de cooperativistas y entre estos hábilmente mimetizados, algunos industriales chinos, ocupan un gran espacio en márgenes de los ríos de la zona oriental boliviana, al norte de La Paz, y continuidad hacia parte del Beni e incluso en jurisdicción de Pando, lugares en los que se puede observar el trabajo de mucha gente utilizando maquinaria pesada para “remover” y lavar enormes volúmenes de tierra con alto contenido de oro, según lo establecen los mineros chinos y los nacionales.
El negocio ha estado en constante crecimiento y de pocos chinos visitantes que buscaban dónde trabajar e invertir, han encontrado la veta del oro, no podía ser mejor opción, incluso por las condiciones de asentamiento, sin mayor control de orden migratorio, lo que permite a esos llamados “piratas fluviales” asentar sus equipos pesados y hasta contratar su propia gente para explotar gran cantidad del oro boliviano.