Un acercamiento al pensamiento militar boliviano impreso (1825-1850)

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Durante los gobiernos de los mariscales Andrés de Santa Cruz, José Ballivián y bajo la influencia de la guerra de la Independencia, el Ejército de Bolivia logró importantes victorias en las campañas de pacificación del Perú, contra la Confederación Argentina y Chile, e Ingavi, hitos relevantes de la historia militar de nuestro país y fue un periodo significativo donde también se germinó el pensamiento militar impreso.

Uno de los aspectos más notables que antecede a esta etapa, fue la introducción de una imprenta volante por parte del Ejército Libertador administrada por Fermín Arébalo, esta tipografía divulgó las leyes iniciales y memorias: ‘Convocatoria del Alto Perú a una Asamblea general deliberante’, ‘Que el General en Jefe del Ejército Libertador encargado de los departamentos del Alto Perú, presenta a la Asamblea General’ y los periódicos: ‘El Chuquisaqueño’ (1825) y ‘La Gaceta de Chuquisaca’ (1825). A su vez, el primer folleto publicado en Bolivia intitulado ‘Catecismo Masónico’ junto a otros documentos importantes.

Fue de esta forma que nació la prensa militar como respuesta a una relativa estabilidad política-económica, que tuvo también como consecuencia la aparición de los periódicos castrenses: ‘La Batalla de Yanacocha’ (1835), durante la campaña de Ingavi el ‘Boletín del Ejército Boliviano’ (1842) y ‘El Centinela del Ejército’ (1842), apoyados por los periódicos gubernamentales: ‘Gaceta del Gobierno’ y ‘Columna de Ingavi’.

La inquietud intelectual militar también gestionó la traducción de obras escritas en francés, sobre ello nos recuerda el escritor José María Santivañez: “…se inscribió Ballivián, quien en breve tiempo se halló en aptitud de traducir al español, la obra de táctica escrita en francés por Jacobisoi”.

Posteriormente, la proliferación impresa continúo con la aparición de la primera revista militar ‘Instructor Militar. Si vis pacem para bellum Loke’, que según el célebre Gabriel René Moreno “fue una revista quincenal cuyo número primero apareció el 15 de octubre de 1842, i el séptimo o último el 15 de enero de 1843” . En dicha publicación se recogen obras de célebres militares, biografías y pensamientos de grandes capitanes de la Historia como Bolívar y Jomini, también rescata las figuras de los primeros héroes bolivianos, como por ejemplo la del sargento Alberto Sejas (chuquisaqueño), que combatió en Coracora y junto a otros 79 compatriotas retornó por cuenta propia, en 1839.

A su vez Ballivián, dedicado a reorganizar el Ejército se esforzó a instruir a su oficialidad y ordenó la impresión de los textos: ‘Campaña de 40 días hecha por el Ejército Boliviano’ (1841); ‘Instrucciones sobre el modo de tirar al blanco, reglas de la Balística, ventaja de las armas de juego de la bayoneta, y manejo de ambas armas, para el uso e instrucción de los cuerpos del Ejército’; ‘Reglamento para el Ejército de Bolivia’ (1842); ‘Reglamento para el Colejio Militar’ (1842);‘Código Militar. Para el réjimen y disciplina, subordinación y servicio de los ejércitos de la República’ (1843), revisado por el militar peruano Manuel Mendiburu y el ‘Código de Enjuiciamientos militar Boliviano, mandado observar por las Cámaras Legislativas’ (1847), entre otros.

Sin duda, la proliferación de periódicos, manuales y reglamentos se explica también como un reflejo a lo que están haciendo los ejércitos europeos de la época. Para ello es necesario mencionar, que uno de los primeros becados en el viejo continente fue el mayor graduado Pedro Villamil, el cual puntualizó en octubre de 1845: “en cumplimiento del artículo octavo de las instrucciones que á tiempo de mi salida de esa recibí del ministerio, en que se me previno que en mi viaje militar procurase por todos los medios posibles asistir á un gran campo de maniobras del ejército Francés; tengo hoy la satisfacción de poner en conocimiento de V. G. que acabo de regresar á esta de un campo que ha tenido lugar en las inmediaciones de Burdeos durante los meses de agosto y septiembre á las ordenes de S. A. R. el Duque de Aumale, tercer hijo de S. M. Luis Felipe 1° Rei de los Franceses.

La buena acojida y atenciones mui exepcionales que como oficial boliviano he recibido de la persona del Príncipe y sus jenerales, son debidas á los buenos oficios…”.

También la curiosidad intelectual produjo que el periódico ‘La Época’, difundiera información o noticias de la realidad bélica europea, como por ejemplo la columna: “El Ejército y marina francesa”. Los editores también establecieron la sección denominada ‘Fastos Militares’, y publicaron la autobiografía de Napoleón Bonaparte en formato folletín. Además, de planes de Batallas y canciones guerreras, como por ejemplo la escrita por el célebre ensayista paceño Agustín Aspiazu en homenaje a la victoria de Ingavi:

“Gloria a los triunfos del invicto acero! (Coro)

Gloria y honor al ínclito guerrero,

Que el hierro fuerte y la atrevida frente

De audaz tirano destrozó esplendente!!

Nunciolé el cielo de victoria el día

Pereció Febo lleno de gloria;

Brillando hermoso con la palma grata

En el alta cima de bruñida plata

Gloria a los triunfos del invicto acero! (Coro)

Gloria y honor al ínclito guerrero,

Que el hierro fuerte y la atrevida frente

De audaz tirano destrozó esplendente!!

Y dijo: ‘Bolivianos nuestro suelo

Profana altivo quien nos llama a duelo-

Ved allí el lauro en la celeste esfera

Y ceñir Febo nuestra sien espera’.

Gloria a los triunfos del invicto acero!, Etc. (Coro)

Y repitió - Volemos sin tardanza

En campo abierto a demandar venganza;

Venid! Corramos que sonó la hora

De conseguir la palma triunfadora.

Gloria a los triunfos del invicto acero!, Etc. (Coro)

El golpe y furia de su fuerte espada,

Arrancó el dardo de la patria amada;

Trozó los hierros de la atroz cadena

Rasgando el paño de baldón y pena.

Gloria a los triunfos del invicto acero!, Etc. (Coro)

Florezca el lauro de feliz victoria!

Cúbrase el héroe de inmortal memoria!

Goza Bolivia venturosa paz

Con pecho quieto y con risueña faz”

Para mediados del siglo XIX, la tendencia se limitó a la publicación de proclamas, folletos políticos, y mediante la Orden General del 21 de septiembre de 1853, se estableció que “no se alterará por ningún motivo la táctica española, adoptada para el manejo de las tres armas, y movimientos a pie y a caballo”. También se establecieron Colonias Militares en el Palmar, Tarapayu y Chimeo en las fronteras de Tarija y se mejoró la infraestructura militar, como la de la fortaleza ‘Libertad’ acantonada en Oruro y refaccionó la célebre unidad de caballería situada en Paria.

Considerada la etapa del soldado romántico boliviano o primer período histórico del Ejército, a través de esta nota rescatamos el pensamiento militar impreso, germinado en los primeros años de la República.