El aprendizaje en la adolescencia

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Las personas construimos un conjunto de conocimientos, destrezas, actitudes y muchos aspectos que en la vida nos sirve de base para conducirnos de manera autónoma, desarrollando el aprendizaje adquirido.

Todo lo que se desempeña y se domina, influye en el interactuar del ser humano, lo que significa estar consigo mismo, con los demás y con el entorno.

La satisfacción de una necesidad básica de aprendizaje busca tres dimensiones en base a las prioridades, como el saber, el hacer y el ser.

Desarrollando esos tres aspectos, tomaremos en cuenta que el saber está relacionado con los conocimientos teóricos que necesitamos.

El saber hacer se refiere a todo cuanto hacemos, es decir, un conocimiento práctico. Y finalmente, el ser representa las actitudes y valores que desarrollamos para determinar competencias.

Todos estos aspectos debemos tomar en cuenta en el momento del proceso de aprendizaje. Toda persona debe verse como constructora de su propio aprendizaje y además desarrollarse en base a sus propias aspiraciones.

Así se muestra la representación que hace sus prácticas, sus conocimientos, sus valores, sus actitudes y sus emociones.

Estos aspectos servirán para el intercambio de saberes acumulados en función de actuar en bien propio o colectivo, lo que conlleva un intercambio o una interacción con los componentes durante los cuales se puede desarrollar un proceso de reflexión con distintos grupos.

Aquellas virtudes adquiridas ayudan a la persona a considerar también a la educación para la sexualidad, especialmente si es adolescente y evitar los riesgos propios de su edad.

Licenciada en Enfermería – Salud del adolescente