Viernes 13 de abril de 2012
ver hoy
No es ningún descubrimiento saber que las aceras en cualquier ciudad del mundo se construyen y habilitan para dar seguridad y comodidad a todos los viandantes que necesitan circular en diferentes direcciones y hacerlo sin que existan peligros o incomodidades que afecten su raudo caminar.
Tampoco es una novedad saber que en casi todas nuestras ciudades por efecto de un inusitado crecimiento del comercio informal, las alcaldías se han visto obligadas a ceder ciertos espacios para la instalación de eventuales comercios en las aceras, afectando los derechos ciudadanos y poniendo en riesgo la seguridad ciudadana, cuando los peatones deben utilizar las calzadas en abierta competencia con las movilidades, un peligro latente para todos pero de manera especial para niños y gente de la tercera edad.
En el caso de nuestra ciudad, específicamente en proximidades de los centros de abasto, propiamente están ocupadas todas las aceras en su extensión de largo y ancho, con infinidad de puestos de venta, y eso no es todo porque ese comercio irregular que avasalla los espacios ciudadanos ocupa inclusive parte de las calzadas con “autorización municipal” que permite instalar casetas de ciertas dimensiones en las aceras, en abierta contravención a normas del derecho propietario de personas que ven alterados sus derechos de libre tránsito para entrar o salir de sus domicilios o de sus negocios.
Fuente: La Patria
