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Viernes 11 de junio de 2021

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Perspectiva Minera

ENFOQUE

La minería aurífera de ilegal desarrollo

11 jun 2021

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Está comprobado que la gran minería aurífera se desarrolla ilegalmente y elude controles y obligaciones, pero facilita un comercio de alto costo a una serie de empresas que operan sin registro, no pagan impuestos, menos regalías, confrontan problemas sociales con trabajadores, están en duda una mayoría de autorizaciones que “salvan” bajo presión varias cooperativas del oro, mientras la gran torta dorada se comercializa en mercados externos, ignorando deberes legales, pagos tributarios, especialmente regalías y beneficios en nuestro país.

Las autoridades departamentales, tal el caso de La Paz, principalmente, pero también las del Beni y Pando en alguna manera, propiamente “levantaron las manos”, en criterio de vecinos afectados por la actividad minera que además de alterar su “modus vivendi” de agricultores y ganaderos, contaminan las aguas de sus ríos y ponen en peligro la supervivencia generalizada de personas, animales domésticos y la fauna en general, según las autoridades de varias poblaciones donde se asentaron, primero los lavadores de oro y luego empresas que incluyen maquinaria pesada, dañando al sector agrícola y ganadero de comunidades del norte paceño y del Beni y parte de Pando.

El sector de las cooperativas mineras es el más activo en este nuevo negocio, según los pobladores de muchas comunidades, señalando que pese a la pandemia y el reclamo de habitantes de la región, lograron “extraer” más de 23 toneladas métricas finas de oro (TMF) durante el año pasado, sin que exista un reporte legal sobre el pago de obligaciones y la aplicación de medidas para evitar la contaminación y restituir los daños causados por su trabajo.

La minería aurífera que se desarrolla de forma legal, se cumple en otro nivel de actividad minera, se trata de concesiones para explotación en interior mina bajo el cumplimiento de regulaciones propias del sector, mientras que la “gran” minería del oro se cumple ilegalmente con el lavado y extracción de oro en varios ríos y en condiciones que atropellan derechos ciudadanos, al causar abierta contaminación de fuentes de agua y terrenos, esos últimos según los vecinos “destrozados” por maquinaria pesada y uso de químicos.

El problema de la minería aurífera requiere de una atención especial para evitar situaciones de riesgo en poblaciones civiles, por hechos de violencia y contaminación, pero sobre todo por falta de apropiadas regulaciones, que sin desconocer derechos, garanticen convivencia pacífica, asegurando el bienestar colectivo, la vida de habitantes naturales y la opción de trabajar para terceros en una minería controlada y bajo responsabilidad de empresarios legales y cumplidores de normas vigentes. El oro brilla pero ilegalmente.

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