En el ciclo de la vida uno nace, crece, se reproduce y muere, sin embargo, es necesario hacer énfasis de dónde provenimos, desde la concepción, en el que muchos niños y niñas llegan a un hogar que les espera con los brazos abiertos llenos de amor de esperanza y de ilusión; también hay niños que llegan a este mundo ingrato y cruel producto de violaciones, de maltratos y vejámenes sexuales entre pareja; en fin, hijos no deseados que lastimosamente ya respiran lástima, dolor e impotencia en su inocente existencia.
Si vemos con meridiana claridad entenderemos que la corta edad de niño o niña se vive una sola vez y que nosotros, los que ayer hemos sido niños y hoy adultos, debemos abrir las manos, los brazos y el corazón para acogerlos y dar lo que tenemos en demasía en la casa o en el bolsillo, y por parte de las autoridades de turno, no solamente este 12 de abril sino los 360 días del año llegar a los niños con programas educativos de valor, de esperanza y de forjar el futuro de los mismos y por qué no decir a abrir las puertas de los parques y otras distracciones sanas y ofrecerles sobre todo protección y seguridad en su transitar de la vida. Es deber también de los profesores y profesoras educarles y brindar a los estudiantes calidad y calidez, con amor, cariño de madre y padre; sobre todo protección en todos sus derechos fundamentales.
El niño de la calle va creciendo con las bendiciones o sin ellas, con alimento en la boca o con dádivas y reproches; quienes se van forjando en esta sociedad llena de prejuicios, de los cuales muchos o pocos logran forjarse. En este tren de esperanza tanto la Alcaldía, la Gobernación y demás instituciones públicas y privadas, deben crear centros de acogida en los diferentes distritos para que los niños de las calles sean atendidos desde el desayuno, almuerzo, cena, ropa y atención integral para ayudar físicamente, psicológicamente y emocionalmente a los que mañana van a dirigir los designios de la sociedad.
También no olvidarnos de los niños y niñas que a la fecha van siendo explotados laboralmente y sexualmente con la trata y tráfico, a cuyo fin se debe formalizar una cruzada interinstitucional para rechazar el trabajo extremo para los niños, donde se ven comprometidos grandes empresarios que con la única finalidad de no pagar sueldos y otros utilizan argucias como me ha robado y otros, por lo que el niño o niña tiene que estar bajo el sometimiento total de sus esporádicos patrones y en lo que es, trata y tráfico de menores no soslayar responsabilidades, por el contrario, esgrimir las bases legales a fin de restituir los derechos vulnerados de los niños con un enfoque de género y apoyo Legal, Psicológico y Social, más allá de las instituciones llamadas por ley, constituirse en defensores, pretores y coadyuvar en el proceso legal a ser instaurado.
Asimismo castigar a los padres que utilizan a sus hijos para fines ilícitos y en lo demás a aquellos que para saciar sus gustos alcohólicos instruyen, ordenan, mandan, castigan a sus hijos con ventas pequeñas de pastillas y otros en las calles, chicherías, cantinas, bares, lenocinios hoteles y otros, expuestos a cualesquier vejamen y en altas horas de la noche sin que nadie diga nada al respecto.
En fin, este 12 de Abril debe llamarnos la atención a todos y principalmente a quienes son autoridades que poco o nada hacen en defensa de los derechos primarios de los niños, niñas. Y que este amor y atención al inocente sea los 360 días del año.
(*) Abogado y comunicador social
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