¿Qué pasó con la Bolivia ecologista?

Durante el gobierno de 14 años, como presidente de Bolivia, Evo Morales, ante todos los foros internacionales mantenía el discurso de la defensa de la Madre Tierra que se supone se priorizaba desde este país andino, ya que la sabiduría ancestral enseñó a los hombres a cuidar los recursos de la naturaleza, a consumir con mesura para evitar el daño ambiental tan grande que ocasionamos los humanos en nuestro planeta.

Los indígenas del Tipnis iniciaron una marcha hacia La Paz, pero fueron reprimidos duramente por la Policía, bajo las órdenes del entonces ministro de Gobierno, Sacha Llorenti; no respetaron ni a niños, ni a mujeres, ni ancianos, los persiguieron, los golpearon, los detuvieron y devolvieron a Trinidad. Pero una nueva intentona tuvo el éxito deseado, llegaron hasta el corazón mismo del poder político logrando un decreto que declaraba la intangibilidad del territorio, no obstante, desde instancias gubernamentales se movió a gente de los llamados interculturales para que reclamaran lo contrario.

Uno de los argumentos fue que no se había hecho una consulta previa a los habitantes del Tipnis para construir esa carretera, por lo que se hizo una consulta posterior y la intangibilidad del lugar iba a quedar en nada, nuevamente se intentó construir la mentada carretera, de la que quedaron bloques de cemento regados por algunos lugares del área protegida.

Pero eso no fue todo, más adelante, se emitió un decreto supremo que autorizaba la exploración de hidrocarburos en áreas protegidas, en busca de una reserva de gas, ya que la que se encontró hace años está agotándose inevitablemente y el Gobierno debe cumplir no sólo la demanda interna, sino también con sus socios extranjeros Argentina y Brasil.

Fernando Vargas fue uno de los impulsores de las marchas en defensa del Tipnis, con su profesión de técnico ambientalista asesoró a sus coterráneos para evitar un desastre natural en dicha área protegida, pero ahora está estudiando Derecho, porque quiere seguir su defensa del ecosistema con las leyes en las manos.

Sin embargo, ahora muy desanimado habló con los medios de comunicación, en especial Página 7, porque considera que es un perseguido político y que le dieron muerte civil, ya que hace diez años que no logra conseguir trabajo y cuando lo hace lo despiden por temor a represalias del Gobierno; ahora tiene a su esposa con Covid, uno de sus hijos murió el año pasado y su situación económica es difícil, pero pese a las dificultades sigue esperanzado en mantener su lucha intransigente por el medio ambiente y los ecosistemas, en especial del Tipnis.

A las autoridades hacemos un llamado desde estas páginas, para que retomen el discurso e implementen acciones de defensa del medio ambiente y de la Madre Tierra; en lugar de destruir las áreas protegidas unámonos a las cruzadas de limpieza de ríos, lagos y otros lugares donde abunda la naturaleza, que ése es uno de los mayores activos que posee Bolivia y no debemos permitir que se pierda.