Pugilato en el hemiciclo

Los “padres” de la Patria nuevamente dieron un espectáculo deplorable en el hemiciclo de la Asamblea Plurinacional de Bolivia, donde un senador opositor y un diputado oficialista comenzaron a golpearse mutuamente y entre sus colegas que intentaban separarlos también recibieron y dieron golpes a sus contrarios.

Mientras el opositor de Creemos aseguró que el diputado del Movimiento Al Socialismo, MAS lo empujó y que él sólo quiso defenderse, pidió disculpas a la ciudadanía por semejante escena, los oficialistas dieron una conferencia de prensa en la que se declararon víctimas de discriminación y denunciaron que recibieron agresiones por intentar poner orden en el hemiciclo donde el ministro de Gobierno era interpelado por la detención de la exmandataria Jeanine Áñez.

No obstante, no es la primera vez que en la Asamblea se da ese tipo de espectáculos, ya en la gestión de Evo Morales, quien estuvo 14 años en la presidencia de Bolivia, se mostraba por los medios de información las peleas campales que se daban, a veces inclusive entre los partidarios de una misma tienda política.

Sea cual fuere la razón, ambos asambleístas hicieron mal, uno al provocar y el otro al responder de manera violenta y continuar con los golpes, puesto que se supone que ellos están dando el ejemplo, sobre todo a los niños de este país, la razón no se puede imponer a porrazos y con violencia, sobre todo cuando ésta sólo provoca más de lo mismo.

Las autoridades, elegidas democráticamente, en cualquier país deben aprender a gestionar sus emociones y a responder a las provocaciones con calma, con diálogo, con sabios argumentos y la ley en la mano. Lo dice sabiamente Jesús y se registra en la Biblia, “al que te golpea en una mejilla, preséntale también la otra. Al que te arrebata el manto, entrégale también el vestido”, Lc. 6:29

Asimismo, señala en Lc. 6:31 “Traten a los demás como quieren que ellos les traten a ustedes.”, es decir, uno debe tratar a los otros con respeto para ser respetado, y si alguien trata a otro con violencia no resolverá nada dando golpes de puño o patadas ya que lo único que logrará será agrandar el problema en lugar de apaciguar los ánimos y conversar como gente civilizada.

Sin embargo, tampoco se puede ir por la vida provocando al adversario para luego acusarle por discriminación, pues cada quien da lo que tiene y todo en la vida se devuelve a quien entrega algo, y si alguien no quiere recibir podredumbre debe asegurarse de dar lo mejor de sí mismo.

Es tiempo de practicar la tolerancia y los más altos valores, el país ya estuvo dividido por mucho tiempo, por el odio, el deseo de venganza, la rabia y la envidia, de parte de los mismos gobernantes, quienes más bien debían buscar la unidad entre hermanos bolivianos, ya que debemos hacer honor al lema que lleva nuestra moneda, “la unión hace la fuerza”, para salir de problemas y hacer que Bolivia crezca, que salga del atraso y la postergación.