Los elefantes blancos en Bolivia

La expresión “elefantes blancos” se ha convertido en el símbolo de la corrupción pues según la historia, los paquidermos con esas características son considerados símbolos de Tailandia, por lo que sus reyes criaban elefantes blancos, el rey Rama IX tenía once. La crianza de esos animales es muy costosa y no condice con la pobreza de muchos de sus súbditos, además que no tienen mayor utilidad que ser un símbolo y en ceremonias importantes salir a desfilar, por lo que esa expresión se llegó a utilizar para describir grandes obras de construcción que no sirven para nada o no prestan la utilidad para la que fueron edificadas.

De ahí que se convirtió en otros países, que no sean Tailandia, en símbolo de la corrupción, ya que se gastan millones en dinero, en obras grandes y vistosas, como para justificar el gasto, pero que cuando son entregadas no prestan ninguna utilidad y la mayoría están abandonadas o se adaptan para otros fines.

Otros elefantes blancos son el ingenio Lucianita en Huanuni que fue inaugurada en 2015, pero presentaba fallas y en 2018 recién debían corregirse con una inversión millonaria para poder producir las toneladas de estaño necesarias para reactivar la economía del país, un año después se arruinó en plena prueba y se tenía previsto su funcionamiento en mayo de este año.

El museo construido como tributo a Evo Morales en Orinoca no tiene visitantes y se deteriora, más ahora que la pandemia del coronavirus hizo que se cierren fronteras y se limiten los viajes y visitas a lugares turísticos, no se está recuperando la millonaria inversión en dicho repositorio, que según quienes lo visitaron aparte de la sección dedicada a la adulación del exmandatario, tiene datos muy interesantes sobre la historia de la humanidad.

El horno Ausmelt, que produce más gastos que ganancias y no puede ser utilizado al máximo de su capacidad porque no hay suficiente producción para hacerlo. En la ciudad de Oruro tampoco prestan ninguna función las instalaciones del campo ferial multipropósito y el gigantesco palacio de la cultura que mandó a edificar Morales. Coliseos en pueblos poco poblados y canchas en confines que nadie frecuenta.

Tampoco funciona la fábrica de cemento de Caracollo, y si lo hace, sus productos no se venden en el mercado orureño. El aeropuerto Internacional de Oruro, sólo tiene un vuelo de ida y uno de vuelta en la ruta hacia Cochabamba, ninguna aerolínea internacional funciona allí. Cartonbol no produce la materia prima como fábrica, sino que es sólo una ensambladora de cajas y envases.

En otros lugares de Bolivia también existen elefantes blancos, como la planta de urea en el Chapare, el aeropuerto internacional de Chimoré, además de una fábrica de papel en el trópico de Cochabamba y la planta de Hierro de El Mutún, el ingenio de San Buenaventura y otros.