El incordio del gobierno transitorio

La expresidente Jeanine Áñez confió en él y, desde que lo nombró ministro prácticamente lo dejó gobernar a él, pero aquel le pagó portándose de manera prepotente, haciéndole “pisar el palito” y aprovechándose de su cargo para cometer delitos de corrupción, así es como aquel funcionario se convirtió en un incordio para el gobierno de transición, pero como la mentira tiene patas cortas, tarde o temprano se sabe la verdad, cayó en Estados Unidos junto a otros funcionarios extranjeros que presuntamente participaron en el negociado.

Según los informes difundidos, este exministro, que habría incurrido en corrupción, salió de Bolivia cuando el Movimiento Al Socialismo, MAS, fue ganador de las elecciones de 2020, entonces recibió críticas de opositores y oficialistas por no haberse quedado en Bolivia para enfrentar y responder las acusaciones en su contra. Le daba aliento a Áñez mediante su cuenta de Twiter, pero no estaba en el país para defenderla de frente.

En cambio, desde el oficialismo señalaron que con la aprehensión de Murillo se confirma que sí hubo desfalcos y corrupción en el gobierno transitorio y que además no existe persecución política contra los opositores, o contra el exministro de Gobierno.

Asimismo, se arrestó a algunos colaboradores de la exautoridad, entre ellos a su jefe de gabinete, que aunque su hijo aseguró que se trató de un error, los oficialistas aseguran que deben pagar por el daño que le hicieron al país y señalaron que eso confirma que Murillo sí estuvo implicado en corrupción, junto a su entorno.

Otras voces se sumaron al pedido de extradición que hizo el actual ministro de Gobierno, una de las voces que solicitan la extradición también fue la del ex-presidente Jorge Tuto Quiroga, quien aseguró que si el exministro obró mal debe ser sancionado y que tiene que volver al país para responder aquí ante la justicia.

Entre los opositores que pidieron la extradición de Murillo, además señalaron que deben responderle al país y pagar por sus delitos, pero también hubo gente que opinó que no sólo deben pagar los corruptos del gobierno transitorio, sino que deben hacerlo también los de otros gobiernos, sin importar si ahora detentan el poder del país.

Simplemente, sea oficialista, sea opositor o no tenga preferencia partidaria alguna, a la gente no le gusta que le mientan y que le roben, por lo que los actos de corrupción, de soborno, de blanqueo de dinero, y otros por el estilo son repudiados y se espera que quienes incurren en esos delitos deben hacerse responsables de sus actos y pagar por sus malas acciones.