Sumir en el abandono a muchos niños es consecuencia de la pobreza y la dejadez, descuido y desamor de muchos padres; es, además, falta de programas efectivos de educación y carencia de valores en padres de familia que tienen hijos como simple consecuencia biológica y no por amor y deseo de tenerlos para amarlos y formarlos para enfrentar a las exigencias de la vida.
Hay miles de niños que sufren hambre, frío, carencia de vivienda y muchas necesidades; niños que no saben lo que es jugar y tener amigos; niños que esperan muchas veces la conmiseración de sus mayores que les proporcionen lo necesario y el alimento que precisan para combatir el hambre; niños que deambulan por las calles o niños que trabajan en condiciones subhumanas hasta horas avanzadas de las noches; en fin, niños que sufren las consecuencias de la indolencia de sus padres y el descuido e irresponsabilidad de las autoridades.
Son múltiples los casos de niños que sufren maltrato de sus padres sea por falta de alimento y cobijo o por efecto de borracheras y otros vicios; niños que a temprana edad son violados por sus progenitores o “puestos a disposición de delincuentes que bien pueden herir y hasta matar a niños para vender sus órganos” como muchas veces informan los medios de comunicación; niños expuestos a todos los males porque no hay quien se acuerde de darles lo más elemental como son alimento, ropa, vivienda, educación y, sobre todo, reconozca sus derechos.
El actual Gobierno, por boca de sus principales personeros, hizo saber muchas veces que “la niñez sería atendida con esmero por el gobierno”; pero, todo quedó en los simples anuncios sea para captar el apoyo y voluntad de los padres de familia o por simple demagogia. Qué se sepa, en más de seis años de Gobierno, no se ha presentado ni un plan en favor de la niñez, para atender esas vidas que no sólo son la esperanza del futuro sino que son el presente que lacera el alma de quienes espectan el sufrimiento de menores que deberían ser atendidos en todas sus urgencias y necesidades.
Muchas veces se alega “la falta de dinero” para enfocar programas de atención a la niñez; pero, ¿qué programas si no hay siquiera uno? – el caso de bonos esporádicos (ejemplo, Juancito Pinto) es circunstancial – ¿Qué instituciones podrán hacerse cargo de hacer realidad la otorgación de empleo a los padres que se debaten en la pobreza y puedan atender a sus hijos y no abandonarlos? ¿Quién en el Gobierno, tomará conciencia de lo que debe hacer y evitará gastos superfluos hasta en lujos y destine ese dinero para concretar planes en favor de los niños?, ¿Quién ha hecho algo o dicho para crear riqueza y lograr crecimiento económico tan sólo pensando en los niños?, ¿Cuándo podrá ser realidad el que primero sean los niños y luego los mayores y mucho después los caprichos, lujos, desidias y descuidos de los que tienen mucho, y qué es del Estado?
Vivimos tiempos difíciles; la pobreza sangra en la vida de muchos hogares y son los niños que, en primera instancia, pagan las consecuencias. ¿Hasta cuándo? A veces, para “contentar los reclamos”, se anuncia “construcción de albergues” que nunca se hacen; pero, la verdad es que, si se cumpliera esto, no solucionaría el problema y serviría sólo para juntar niños en locales estrechos, construidos como sea y luego ser abandonados “a su suerte”. Si hay capacidad de sentir y amar, habrá que hacerlo pensando primero en los niños; lo demás es pura demagogia, deshonestidad e irresponsabilidad.
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