Cuando alguien fallece por Covid-19

En Bolivia las muertes por Covid-19 bordean la cifra de 14 mil casos, y cuando una pandemia de las dimensiones que ha adquirido el coronavirus está presente, sólo vemos números y tablas, tantos contagiados, tantos recuperados y otros tantos fallecidos, pero cuando alguien vive de cerca la enfermedad esas cifras se convierten en los nombres de amigos y familiares, con quienes se compartió experiencias, vivencias, anécdotas y muchas cosas más.

Cuando se ven las cifras frías y vacías uno no tiene idea del drama que significa para las familias que están padeciendo la enfermedad o la están viviendo de cerca. Una vez que un enfermo con coronavirus fallece, los únicos que estarán allí para retirar el cadáver serán los enfermeros que deben vestirse casi como astronautas con trajes de bioseguridad, gafas, barbijos, guantes, máscaras o cascos, para evitar el contagio; van a purificar el cuerpo y todo lo que haya tocado el paciente, lo meterán en bolsas plásticas, también desinfectadas, luego serán selladas.

En algunos municipios está prohibido desalojar los cuerpos hasta que se obtenga la orden de cremación, y mantener los cuerpos en la morgue o en una cámara de refrigeración no debe tener ningún costo. También se determinó que el servicio de cremación en los cementerios municipales debe ser gratuito, mediante esta columna se alerta a la población a conocer las leyes y el protocolo que se debe seguir en caso de fallecer algún familiar para evitarse disgustos en momentos en que están pasando por una etapa de dolor.

Algunos centros médicos, al ver rebasada su capacidad para tener los cuerpos en su morgue, exigen a los deudos o a las funerarias que se lleven a los difuntos, y eso explica los hechos denunciados el pasado año cuando vecinos sorprendieron en flagrancia a personal de las funerarias dejando cuerpos en edificaciones en construcción o abandonadas, para luego retirarlos, seguramente cuando ya llegaba el turno de los difuntos para ser cremados.

Los hornos son insuficientes, más ahora que las cifras de contagios de coronavirus subieron exponencialmente, y por supuesto que también las cifras de fallecidos aumentaron, por lo que los cadáveres se mantienen en lista de espera hasta cinco días o más para ser incinerados, un verdadero drama que afecta a muchas familias, que viven esos y otras dificultades además del dolor que significa para éstas haber perdido a un ser amado.