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Viernes 07 de mayo de 2021

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Perspectiva Minera

El oro brilla en Bolivia pero su explotación genera conflictos

07 may 2021

Fuente: Medios. Agencias.

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Hay que convenir en que el metal precioso es uno de los más buscados en yacimientos bolivianos que no están “a la vista” de ávidos mineros, pues su ubicación, según los entendidos pareciera resguardarse “naturalmente” ante la fiebre generada por explotadores del mineral, que hacen fuertes inversiones para tomar posesión de “parajes” mineralizados con el rico elemento.

La situación de por si irregular de conformar alianzas entre capitalistas y mineros, los primeros buscando alguna tuición sobre terrenos, los otros en pos de lograr capital para el desarrollo de minería aurífera, casi siempre más cara que la explotación de otros minerales, es una práctica constante.

Ese primer vínculo implica tomar decisiones mayores, poniendo en riesgo ubicación y propiedad de yacimientos, y en el otro caso, un intento de alcanzar la explotación de oro, con las ventajas que significa invertir y desarrollar un trabajo que produzca utilidades “brillantes”, ojalá fuesen de orden equitativo entre los que revelan los yacimientos y los que invierten para explotarlos. Este es un modelo vigente, hay otros de diversa circunstancia, de acuerdo a la ubicación de origen del metal precioso.

Una relación oficial señala que el 70% de la explotación de oro en Bolivia, se concentra en el departamento de La Paz, donde están registradas más de 1.200 cooperativas auríferas, que trabajan en distintas modalidades e incluso en algunos casos se trata de acuerdos coyunturales, entre mineros asociados y capitalistas del ramo, dando forma a otra alternativa asociativa en pos de las “brillosas” utilidades que depara explotar oro, en “fuentes primarias”.

De acuerdo a datos estadísticos sobre la explotación de oro, se establece que 43 toneladas (t) del metal precioso constituyen la reserva con que cuenta el Banco Central de Bolivia (BCB), cantidad que se suponía podía elevarse dadas las favorables condiciones de su explotación, aunque no precisamente de su comercialización y el pago de regalías del oro, que desde el 2007, se impuso como Impuesto Regalitario e Impositivo Minero, que debían cumplir todos los que exploten, comercialicen o trancen operaciones utilizando el oro como insumo de valor comercial.

Una estadística que corresponde a la gestión pasada (2020), señala que el 52% del oro extraído en Bolivia, tiene como principal mercado los Emiratos Árabes y que el pasado año, 18 toneladas de oro boliviano terminaron en el enorme mercado de Dubai, país que se considera el mayor comprador del oro boliviano en cualquier condición. Una referencia complementaria, establece que un kilo de oro cuesta 60.000 $us, en el mercado externo y toman en cuenta que la onza troy (OT) de oro, tiene un valor de 2.000 $us, Valores bajo los cuáles de producen las transacciones, en las que empero, no se menciona para nada, lo que implica la recaudación de regalías auríferas, para favorecer la economía del Estado y de las comunidades bolivianas en las que se explota el metal precioso.

Explotación ilegal

Según las denuncias de mineros auríferos bolivianos, el mayor beneficio de la explotación del metal precioso obtiene las empresas “rescatadoras” que compran oro a precios más bajos de la cotización oficial y venden el producto a mayoristas que operan en varios países, caso del Perú, Argentina, Chile e incluso en el mercado colombiano, con precios competitivos.

Sucede que en el tiempo actual, la mayor explotación de oro corresponde al sistema ilegal que practican, asociaciones irregulares, sin pagar ni un mínimo impuesto, menos regalías, registrándose como “yacimiento marginal de pequeña escala artesanal” y pagando ocasionalmente no más de 2,5% sobre la producción revelada, que casi siempre es minimizada en su real proporción, pese a que en ciertas operaciones se utiliza maquinaria pesada para una intensa explotación mecanizada, que como es de suponer, moviliza muchos kilos de oro, por los que deberían aportar una regalía justificada.

Más gente tras el oro

Frente a los desmanes de mineros irregulares, el sistema cooperativo ha crecido de manera descomunal, registrando sólo en La Paz más de 1.200 cooperativas productoras de oro y cada una con un promedio de 100 a 300 socios, las hay más grandes con medio millar de afiliados. Ese conjunto de mineros ha tomado el control de operaciones, aunque cierta gente irregular se ha infiltrado en sus filas.

Datos del ministerio de minería revelan que entre el 50 y el 70% de la explotación de oro en el país, corresponde al distrito de La Paz, otro alto porcentaje de mineros auríferos rescatan el metal precioso en ríos del Beni y no hay ningún registro de explotación en subsuelo, a cielo abierto o interior de minas. El único proyecto de alta minería, tecnificada y de millonaria inversión fue la realizada en Oruro, por la empresa Inti Raymi, hace años y después de la cual no se conoció otro emprendimiento de esa magnitud.

Lo que está ocurriendo actualmente es un crecimiento descomunal de mineros en pos del oro, para aprovechar su alta cotización que oscila entre 1.750 y 1.800 $us la onza troy (OT), un precio por supuesto de alta expectativa, pero que al mismo tiempo es causa de irregularidades cometidas por seudo mineros que comercializan el metal dorado en condiciones especulativas.

Se han denunciado por otra parte exportaciones ilegales de oro, incluso una que menciona tres toneladas del metal precioso, atribuyéndose el millonario negocio a la comercializadora “Katari Gold” que evadió impuestos y regalías. El secretario de minería de la Gobernación de La Paz, confirmó que en varias operaciones de la gestión pasada la Katari Gold, sacó del país más de 2.200 kilos de oro. El valor de venta de esa cantidad asciende a 1.017 millones de bolivianos y la empresa por ese concepto dejó de pagar 25.4 millones por regalías.

Lo que preocupa es que siendo estos casos de conocimiento de ciertas autoridades, las mismas no hubieran tomado medidas para evitar la evasión y el atentado a la economía nacional. Un informe señala que “la autoridad llegó tarde” a un edificio en el que la Katari Gold tenía su oficina. Cómo se observa, el oro brilla pero su comercio ocasiona problemas y mínima utilidad para el país. Un tema de graves connotaciones.

Fuente: Medios. Agencias.
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