La contaminación acústica no es controlada en Oruro

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Bocinazos, servicios de amplificación, servicios comerciales con sonidos altos, trabajos que se realizan de forma expuesta, entre otros, generan en la sociedad orureña un problema que no es regulado de forma adecuada por las autoridades, se trata de la contaminación acústica que tiene sus normativas restrictivas, pero que no son controladas por las autoridades de turno.

El último miércoles del mes de abril a nivel internacional se celebra el Día Internacional de Concienciación Sobre el Ruido, fecha instituida por el Centro para la Audición y Comunicación, para generar conciencia en la población sobre los efectos negativos que tiene en las personas el trastorno auditivo.

La contaminación acústica no solo genera problemas en el ser humano, sino también en la propia naturaleza, es decir los animales y las plantas.

La Ley del Medio Ambiente y Madre Tierra 1333, señala que tanto personas como instituciones, comercios y transporte dentro sus actividades no deben superar ruidos por encima de los 68 decibeles en el día y los 65 decibeles en la noche, a esto se suma que en Oruro existe una Ordenanza Municipal N° 33/2000 la cual establece sanciones para quienes ejerzan contaminación acústica, misma que hoy duerme en el “sueño de los justos” olvidada y sin autoridad que la haga respetar.

A diario se puede advertir en la calle, vehículos y motocicletas que generan un ruido estresante con sus escapes, lo propio con los bocinazos que en horas pico son el amen de calles y avenidas congestionadas.

Un paseo por el centro de la ciudad identifica que varios centros comerciales han optado por colocar música full para atraer a sus compradores, incluso en algunos casos con locutores que sin ningún reparo afectan el tránsito normal de las personas, o simplemente una caminata por las calles comerciales identifica a más de un ambulante que con música a todo volumen oferta CDs o flash memory con la música del momento.

Si bien todos estos casos pueden pasar desapercibidos para algunas personas, en realidad son causas de otros malestares como el estrés y la contaminación acústica que a futuro genera lo que se denomina como trastorno auditivo. Es por ello que las autoridades deben normar el uso del sonido en las calles en base a las normativas que fueron mencionadas con anterioridad.

Fuente: LA PATRIA