La pulseta política

Son algo más de cinco meses que comenzó el turno del nuevo Gobierno, y no decimos la gestión, porque de ella hasta ahora se vio poco, pues entre oficialistas y opositores se han enfrascado en una pulseta política y aunque aún no hay ganadores, el que más pierde es el pueblo porque se están descuidando temas importantes como la salud, la educación, la economía y otras cuestiones que quedaron pendientes de solución.

Durante las primeras semanas del Gobierno, desde la posesión del Presidente Luis Arce, se comenzó a culpar por todo a la gestión transitoria de Jeanine Áñez, se habló de una reforma judicial y también de enfrentar la pandemia del Covid-19 de manera más efectiva que la optada por sus antecesores, sin embargo, el discurso no cambió y al cabo de unos cuatro meses se encarceló a la exmandataria con el argumento de haber participado en un supuesto “golpe de Estado”.

No fue sino hasta que comenzaron a llegar las primeras dosis de vacunas contra el coronavirus al país, que reapareció el Presidente para volver a ocuparse del tema de la salud, mediante dichos fármacos que sirvieron para hacer campaña política y también para condicionar a las personas a apoyar al proceso de cambio.

Después de recibir duras críticas al proceso de vacunación porque se tornó lento y no se había cubierto ni la mitad de la población, los gobernantes culparon a los países proveedores de las vacunas por el retraso en la entrega de las mismas, pese a que se anunció la dotación de más de un millón de vacunas, y nuevamente culparon al gobierno transitorio porque no habrían gestionado en su momento la adquisición de los inmunizadores.

Llegó el turno de la educación, pues la vuelta a clases, que tuvo que ser nuevamente virtual, desnudó otras falencias como la falta de conexión en diferentes distritos y poblaciones bolivianas, por lo que los estudiantes fueron convocados a pasar clases presenciales o semipresenciales, modalidades que pusieron en riesgo la salud de muchos niños; y fueron personas particulares e instituciones ajenas al Gobierno que gestionaron que los alumnos de diferentes unidades educativas pudieran acceder a la educación virtual y no sufrir retrasos en el proceso enseñanza – aprendizaje.

Una vez pasadas las elecciones subnacionales y los respectivos balotajes, a poco de posesionarse nuevas autoridades, nuevamente se presenta la pugna entre opositores y oficialistas, pues unos acusan de ciertas cosas a los otros y aquellos responden anunciando la fiscalización de sus actos, porque creen que en realidad están tramando una desestabilización del Gobierno.

Es tiempo que ambas partes, es decir, oficialistas y opositores, se quiten la camiseta de sus respectivos partidos políticos y se coloquen la de Bolivia, que dejen de perseguirse unos a otros y se pongan a trabajar juntos por el bien común, por todos y cada uno de los nacidos en esta patria, sin discriminación ni prejuicios de ninguna clase, el país y su gente se los agradecerá.