La celebración de la Semana Santa en Cuba marcó un cambio trascendental para la vida de los cubanos que durante más de cincuenta años llevaban su fe a oscuras para no ser sancionados por el régimen de Castro, más aún si expresaban de manera pública su preferencia por la religión Católica. El gobierno comunista proscribió la vigencia de las religiones en Cuba y pretendió tener el “dominio pleno del poder”, incluido el control de la fe de cientos y miles de cubanos que pedían ver la luz de Cristo.
La visita reciente que realizó el Papa Benedicto XVI a La Habana, Cuba, permitió restablecer la creencia pública en Dios y Jesús, rompiendo así una larga “tradición” de un supuesto ateísmo que conculcó la práctica y participación en cualquier religión a los cubanos, quienes sin embargo se daban modos para pedir al Supremo Hacedor que libere a su pueblo de la opresión y la dictadura reinante.
La mayor felicidad de los cubanos fue expresada durante las ceremonias eucarísticas de la Semana Santa, cuando se congregaron en las parroquias y guiados por sus autoridades eclesiásticas de Cuba fueron partícipes directos de las celebraciones litúrgicas del Jueves y Viernes Santo, así como el sábado de gloria y el domingo de Pascua de Resurrección, con vítores y coros que mostraron una iglesia viva y fortalecida.
Este nuevo capítulo de Cuba deja atrás el famoso dicho de los pseudo comunistas, socialistas y hasta los marxistas leninistas que aseguran ser ateos, muchas veces incluso pronunciando una frase incongruente para fijar esa posición cuando afirman: “Soy ateo lo juro por Dios”. Así los socio-listos y quienes de manera permanente usufructúan la doctrina socialista y comunista, ahora tendrán que buscar otro justificativo, porque en Cuba Dios existe y está presente en medio de las familias cubanas que ahora podrán expresar y demostrar su fe de manera pública.
Por esta acción lo único que ahora queda es agradecer al Dios de la Vida por permitir expresar con plena libertad su creencia religiosa a los cubanos, quienes unidos a la Iglesia Latinoamericana sabrán decir su verdad y ojalá también muy pronto puedan vivir y disfrutar en democracia, para así demostrar al mundo que el poder totalitario es efímero y pasajero y, como decía el cantautor boliviano Nilo Soruco, en su tan mentada Caraqueña: “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que resista”.
La recuperación de la fe religiosa pública ciudadana en Cuba es fruto del trabajo desarrollado por muchos años por los constructores de la Iglesia Católica de América Latina, quienes a partir del Concilio Vaticano II, desde Santo Domingo, Puebla, Medellín y otras importantes reuniones lograron inculcar el respeto por la fe de todos los creyentes del mundo, en especial por la Iglesia que peregrina en Cuba, donde por casi cinco décadas se había prohibido hablar de Jesús y de darle culto en público.
Lo lamentable de la Semana Santa en Bolivia es que las autoridades nacionales decidieron no participar en los actos programados y anunciaron que como se declaró Laico al Estado Plurinacional no tienen la obligación de expresar su fe religiosa ni ser parte de las ceremonias programadas, siendo quienes sin embargo, siempre utilizaron a la Iglesia Católica y otras confesiones religiosas como instrumentos para llegar al poder, valiéndose de la ayuda de obispos, sacerdotes y hasta las comunidades, así como de los cultos religiosos y las iglesias protestantes para ese fin.
La fe mueve montañas y sin duda algún día los gobernantes del Estado Plurinacional tendrán que aceptar que vivimos en una nación profundamente religiosa, desde diferentes puntos de vista del dogma de la fe, con variedad de interpretaciones sobre el Dios de la Vida que en verdad reina y mora entre nosotros, como única vía de esperanza, fe y caridad que tenemos quienes respetamos la religión de nuestros mayores y no la utilizamos sólo para usufructuar el poder como hicieron los fariseos en otros tiempos.
(*) Periodista
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