Otro conflicto por límites

Nuevamente se reavivó el conflicto limítrofe entre Quillacas, Oruro y Coroma, Potosí, pero en esta ocasión no se trata de tierras de cultivo, sino que está en juego el cerro Incamisa, rico yacimiento de piedra caliza.

Pero también existe un asunto sin solución, los potosinos aseguran que todo el salar de Uyuni pertenece a su departamento, sin embargo, un pedazo del rico salar es de propiedad de Oruro y lleva por nombre Tunupa, que inclusive tiene su leyenda.

El problema surgió cuando personal del Instituto Geográfico Militar, IGM trazó el mapa de Oruro siguiendo la línea natural del salar y borró años de historia y quitó kilómetros de territorio a esta región, inclusive muchos orureños, cuando niños dibujaban el mapa de su departamento lo hacían con regla, porque tenía dos diagonales que se unían casi al medio en un pico.

Inclusive en representación parlamentaria, el territorio y la cantidad de gente que lo puebla determina cuántos curules ocuparán, la presión que ejercerán esos diputados o senadores para conseguir beneficios para su región, es fundamental, por lo tanto, un trazo más o un trazo menos sí influye de gran manera en la vida diaria, en la realidad de las personas que habitan determinado territorio.

Ya se vio cuál fue el origen de semejantes pugnas entre los habitantes del Sur de Oruro y del Norte de Potosí, ahora lo que resta es hallar una solución para evitar que la violencia se apodere de esos territorios y se siga la matanza entre hermanos bolivianos.

Si bien en el pasado el problema fueron los terrenos de cultivo, ahora es la cuestión de la piedra caliza y seguramente también habrá problemas cuando se comience a explotar el litio del salar de Uyuni y Tunupa, por lo tanto, se debe organizar una comisión seria de profesionales entendidos en límites, de ambos departamentos para que definan el futuro de ambas regiones, se debe tomar en cuenta la opinión de los pobladores del lugar respecto a su sentir con esta situación y llegar a un acuerdo que beneficie a todos, por tanto no sólo se necesitan expertos en delimitación de territorios sino que se requiere de la presencia de eruditos negociadores para que se obtenga un pacto favorable a ambos departamentos.

Asimismo, se requiere tomar en cuenta la historia, que no se puede ignorar y borrar de un plumazo, porque como se ve en el caso de Quillacas y Coroma, conlleva consecuencias desastrosas.

La comisión que trabaje para la pacificación de la zona y para la solución del problema limítrofe, tiene que hacer entender a los sectores enfrentados que somos bolivianos, que somos una hermandad y que unidos podremos salir adelante, lo contrario significará el atraso y la postergación, esto también deben entenderlo los políticos y en lugar de crear más enfrentamiento, de medir fuerzas deben llamar a la unidad y a la reconciliación.