Pedimos perdón pero ¿cuándo dejaremos de pecar?

Nos quejamos por muchas cosas que pasan en el mundo, pero hacemos poco para cambiar las situaciones que no nos agradan, muchos claman a Dios pidiendo su ayuda pero luego se ocupan de cometer maldades contra su prójimo, está llegando la Semana Santa que nos recuerda para qué murió Jesús en la cruz, fue para la redención de nuestros pecados, pero ¿cuándo dejaremos de pecar?

Ha llegado el tiempo de reflexionar, pero que la Semana Santa no sean dos o tres días para arrepentirse y golpearse el pecho solamente, sino que sea un inicio para una transformación del ser, puesto que se necesita una revisión de los valores morales que se tienen en la sociedad, pero también se necesita la vivencia de dichos valores.

Cuando una escena de violencia ocurre en plena luz del día, la gente filma y toma fotografías, pero no se detiene a ayudar para evitar que el hecho siga ocurriendo. Cuando una pareja está peleando en la calle y el más fuerte abusa al más débil golpeándolo, alguien osa a defender a la mujer, que por lo general es la más vulnerable, entonces ella reprende al defensor.

Se tienen en Bolivia lugares hermosos pero inundados de basura y están así por años, nadie los limpia y si alguien lo hace al poco tiempo vuelven a ensuciarse y así siguen por un largo período, pero si un extranjero moviliza a la gente para limpiarlos, entonces es criticado por los locales y se sienten menos porque esa persona hará lo que a otros no les importó antes, pero en lugar de expresar envidia, ¿por qué no unirse a quienes sí tienen deseos de aportar con su granito de arena? No para ser famosos o para que se les exprese gratitud, sino para vivir en un lugar limpio y sano, pues la limpieza es salud.

En ciudades como La Paz, se reclama de forma violenta un puesto de trabajo que los gobernantes prometieron durante las campañas políticas para lograr un puesto de poder, es cierto que todos tienen derecho al trabajo, pero no es la forma de conseguirlo, sino hay que prepararse y esforzarse.

Esas cosas son las que hacen que al mundo lleguen situaciones negativas, porque la violencia atrae a la violencia, la maldad trae más maldad, y así, lo que damos lo recibimos duplicado con creces, por eso es más importante centrarse en dar que en estar preocupados por lo que se va a recibir, es quizás por eso que una pandemia azota a la humanidad, no sólo a uno o dos países, sino a la mayoría de los que componen el planeta.

Ojalá que lo que se dice en estas líneas a modo de reflexión por Semana Santa sirva para comenzar a cambiar el mundo, que llegue el momento de accionar para lograr un cambio en la sociedad, que se instalen los buenos valores, de solidaridad, amor, paz, paciencia, tolerancia, amistad, empatía, apoyo mutuo, limpieza y disciplina, que es lo que necesita el mundo para superar las dificultades y ser un lugar digno para vivir.