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Domingo 08 de abril de 2012

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Revista Dominical

Comité Lucha contra la Negligencia Médica (Mi amigo virtual que clama por justicia)

08 abr 2012

Fuente: La Patria

Por: Márcia Batista Ramos - Escritora

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Mis amigos virtuales, por lo general, son gente comprometida con la humanidad. Gente linda que comparte sus ideas y sueños como forma de lucha. Entre ellos están los amigos que batallan por un mundo mejor, abrazando causas loables. Un lindo e importante ejemplo es el Comité Lucha Negligencia Médica, que todos los días trabaja duro, buscando Justicia para las víctimas de negligencia médica en nuestro país.

Nuestro país, cuenta con la Nueva Constitución Política del Estado, recientemente promulgada, pero, la nueva Carta Magna no fue suficiente; en este tiempo no paran de promulgar nuevas Leyes y aún así, falta mucho para que la justicia contemple todos los casos particularizándolos y sancionando con la rigurosidad exigida, como es el urgente caso de la mala praxis médica. Por ende, la situación de inseguridad jurídica, coloca a todos los ciudadanos en un limbo.

Es de fundamental importancia para el desarrollo de nuestra sociedad, promulgar la Ley del Ejercicio Profesional y Responsabilidad Médica. Subsanar un vacío legal, permitirá minimizar el sufrimiento de muchos ciudadanos, que además del dolor de la pérdida o invalidez de un familiar, sufren la pena de la injusticia por parte del Estado.

Cuándo un paciente es lesionado debido al mal cuidado o al cuidado improcedente, eso es negligencia médica.

En el mes de julio del año pasado, una joven de diecinueve años, quedó con muerte cerebral tras someterse a una cirugía estética de las orejas en el centro Corpo Clinic, en el departamento de Santa Cruz.

Aparentemente, el procedimiento para una cirugía correctiva de las orejas es un procedimiento simple, existen miles de médicos que lo realizan todos los días con mucho éxito y pericia, sin repercusiones negativas, por poseer conocimiento y la capacidad del manejo correcto de tales conocimientos.

El problema surge cuando un profesional que no tiene el suficiente conocimiento y se atreve a experimentar con un paciente, pues, su escuela no le enseñó el verdadero valor de la vida; así que, el joven mal formado, juega con la vida humana al creer que “matando se aprende”.

Siendo así, ocurre el daño, pues el paciente es tratado erróneamente. Las familias son las otras víctimas que tendrán que cargar con el dolor y las obligaciones que representa la invalidez o muerte de un ser querido.

Estoy segura que la Ley debe ser más amplia y sancionar también a las escuelas de salud, que se ocupan de colocar gran cantidad de profesionales en el mercado sin preocuparse por la calidad de la enseñanza impartida. El inicio del problema es que no existe ningún examen de preselección, menos psicotécnico para ingresar a las innúmeras facultades de las aéreas de la salud. Es hora de preguntarse: -¿Quién formó al mal médico? Pues, somos seres sociales entrelazados en el honor y en la desgracia, nadie está solo. Es importante supervisar la calidad de la formación de los profesionales de salud para proteger a la ciudadanía.

“A sus tres años de edad, Tatiana Chacior Sosa entró caminando a un consultorio y “hablando de todo”, como sus padres la recuerdan, para someterse a un tratamiento dental. Nunca se imaginaron que esta sería la última vez que la vieran así, pues la anestesia general que le aplicaron allí le causó daño cerebral y discapacidad irreversible...”

La falta de lo que es considerado cuidado juicioso del paciente, termina en tragedia y se llama negligencia médica. Nuestro país, también, no está listo para encarar el problema y hacer justicia a las innúmeras víctimas de los malos profesionales y pésimos nosocomios.

El reciente caso de la niña que tuvo una arteria cortada en una operación de amígdalas, es tan trágico cuanto otros tantos casos que el Comité Lucha Negligencia Médica, tristemente denuncia a cada día.

Un ejemplo de madre abnegada es la amiga abogada Fátima Soria que escribe la nota transcrita a continuación:

“La capacidad legal para ser sujeto de derecho, con derechos, acciones y obligaciones, se adquiere al tiempo de nacer pero que pena que una víctima de negligencia médica que también es sujeto de derecho pierde todos sus derechos en este país porque no hay ley que sancione a irresponsables, mercantilistas y culpables profesionales de la salud.

La responsabilidad profesional ética está claramente establecida en el artículo 10 que dice: "Todo médico deberá abstenerse de formular prescripciones o utilizar técnicas cuyo manejo desconoce o para los que no está preparado. Será responsable de los daños causados por negligencia, impericia, ignorancia o abandono inexcusables". Y aún así dicen fue un accidente y los fiscales y jueces "es una supuesta negligencia médica", mientras tanto llevamos flores al cementerio o atendemos a vegetales como los llaman los mismos "médicos. Dra. Fátima Soria”

Como nada ocurre por inercia, las personas valerosas, cuyos familiares fueron víctimas de negligencia médica, están impulsando, junto a muchos amigos, la aprobación de la Ley que haga justicia a miles de víctimas inocentes en nuestro país. Al tiempo que frene la espiral de casos de negligencia médica.

Para mí, en particular, es muy duro pensar en este asunto. Yo siempre sufro por saber de tan horrendas historias. Constantemente pido a Dios por las víctimas y sus familiares. Pienso que no es bueno exponer a nadie, pero, en ese caso, con mi mayor respeto y cariño, pienso que es necesario saber que las “víctimas” tienen nombre y apellido, que no son números fríos en estadísticas…

Es gente que sufre por la impericia de malos profesionales que se escudan en su prepotencia y en el desprecio por el ser humano; y de paso el Estado no les brinda el respaldo necesario, que cualquier ciudadano merece.

Visibilizarlas contando sus tragedias o escribiendo sus nombres, es recordar que son personas que tuvieron arrancada su posibilidad de ser feliz, por las manos de un médico que obró con negligencia condenándolas a vivir aprisionadas en sus propios cuerpos o segando definitivamente sus vidas.

“Lista de víctimas de negligencias médicas en Santa Cruz:

- Karla Lorena Guzmán (estado actual vegetal) Clínica Santa María;

- Ana Lucía Moreno (estado actual minusválida) Clínica Santa María;

- Diero Cardona (estado actual muerto) Clínica Santa María;

- Anthoni Apaza (estado actual muerto) Clínica Melendres;

- José Fernández López (estado actual vegetal) C.N.S.;

- Reymer Cardona Peña (estado actual muerto);

- Moisés (soldadito del I.G.M.). Cossmil. (estado actual Muerto).

Estas son algunas de las victimas…” escriben los amigos del Comité, en realidad las víctimas son muchas más.

La falta de una legislación adecuada victimiza doblemente al ciudadano afectado por la mala praxis médica. Es necesario tomar conciencia de que es un gravísimo problema y que nuestro Estado no está actuando con la prontitud necesaria para garantizar la seguridad de la ciudadanía.

El problema de la negligencia médica, es un problema que dice respeto a todos, ya que en algún momento estaremos, por algún motivo, expuestos al personal del área de salud. Entonces, si no tuviéremos la suerte de que sea un médico bien preparado, responsable por su formación, actualizado en sus conocimientos, consciente de su responsabilidad y de sus limitaciones… podremos llegar a ser la próxima víctima.

La Organización Mundial de la Salud estima que cada año diez millones de pacientes son víctimas de mala práctica médica. Eso demuestra cuán vulnerables estamos si de nuestra salud se trata.

La mala práctica médica es la negligencia de un médico o proveedor de atención en salud, que tiene como consecuencia una lesión o la muerte de un paciente. Se comete negligencia en muchos casos, desde la falta de una pronta atención al paciente; o cuando se hace un diagnóstico erróneo; o cuando prescriben un medicamento equivocado; o cuando no se acatan las prácticas médicas estándar, entre otros.

La negligencia médica causa mucho dolor. El dolor es tan antiguo cuanto la conciencia.

La injusticia es un dolor, particularmente insufrible, que no destruye al cuerpo, pero aniquila el alma.

Fuente: La Patria
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