Miercoles 31 de marzo de 2021

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En medio de una obstinante como intolerable campaña, tendente a establecer si fue o no fue un golpe de Estado el que decretó el fin del gobierno masista y la posterior fuga de Evo Morales a México, la prestigiosa editorial argentina Planeta publicó un libro, en agosto de 2020, bajo el asiduamente plagiado epígrafe de la famosa frase de Tupac Katari, “Volveremos y seremos millones”, donde el huidizo exmandatario expone sus memorias acerca de los sucesos que determinaron su renuncia y posterior fuga, con la indudable, deliberada, y clara afirmación, de que fue él quien tomó la decisión de renunciar el día sábado 9 de noviembre, un día antes que los militares se la requiriesen.
Más claro agua, dichas declaraciones, muy poco conocidas hasta la fecha, refutan palmariamente a aquellos líderes del oficialismo que insisten en señalar que en 2019 hubo un golpe de Estado, especulando que fueron las FF.AA. las que “sugirieron” a Evo Morales renunciar a su mandato.
Curiosamente, en su discurso de renuncia, el dimitente jamás mencionó un supuesto “golpe de Estado”, y menos a una medida coercitiva que estarían ejerciendo los militares para asumir tal determinación. Al contrario, suponemos que Kaliman, como el pequeño Solin, ya estaban al tanto de la abdicación, como también de los contundentes resultados emitidos en el seno de la reunión organizada por la Iglesia católica, Naciones Unidas y la Unión Europea, con la presencia de representantes del MAS y del renunciante: la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, la diputada Susana Rivero y la exministra Teresa Morales. Demás está repetir la presencia de los expresidentes Tuto Quiroga y Carlos Mesa, que jugaron un importante papel en la salida del evadido.