Actividad minera en su peor momento

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Pese a la voluntad de ciertos sectores laborales de la minería “nacionalizada”, el aparato estatal no ha logrado compensar el fuerte golpe asestado por la pandemia del coronavirus, precisamente cuando el sector debía entrar en un proceso intensivo de recuperación, tras desafortunadas actitudes que afectaron la economía de las principales minas estatales y de la Fundición de Vinto, con un impase que entendido en su mayor aproximación a los hechos, muestra una mala administración y un abusivo uso de los presupuestos mineros, para cubrir gastos de promoción política que no fueron repuestos por líderes oficialistas, creando un “desbarajuste” en la economía de las empresas mineras estatales.

Ni el cambio de gobierno, ni la posesión de autoridades en el ministerio de minería, permitieron encaminar una solución al problema que esencialmente debe traducirse en la aprobación de un fideicomiso, como sucedió en otras instancias, para disponer de fondos que hagan posible restablecer las tareas productivas en los distritos mineros, especialmente en Huanuni, Colquiri y algunas cooperativas.

Autoridades conocedoras del problema, por haber sido parte del mismo bajo especiales condiciones, no facilitan ninguna solución, no hay sugerencias prácticas para cambiar el actual estado de nuestra minería, que se debate en una lamentable encrucijada, entre las restricciones productivas, la falta de recursos financieros para “tapar” el uso irregular de fondos mineros y seguir manteniendo una situación de riesgo de lo que en términos económicos se reconoce a la minería como la base de la economía boliviana.

En materia de políticas económicas, extraña que entendidos en el caso, como el conductor del Gobierno nacional, no dispongan soluciones concretas para cubrir un desfase financiero que sólo puede ser repuesto con un soporte extraordinario, cuyo financiamiento puede programarse a largo plazo, pero cancelando con urgencia los millones de dólares que necesitan las minas y la propia Fundición de Vinto.